Prólogo

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Matilde, nombre de planta o piedra o vino,
de lo que nace de la tierra y dura,
palabra en cuyo crecimiento amanece,
en cuyo estío estalla la luz de los limones.
En ese nombre corren navíos de madera
rodeados por enjambres de fuego azul marino,
y esas letras son el agua de un río
que desemboca en mi corazón calcinado.
Oh nombre descubierto bajo una enredadera
como la puerta de un túnel desconocido
que comunica con la fragancia del mundo!
Oh invádeme con tu boca abrasadora,
indágame, si quieres, con tus ojos nocturnos,
pero en tu nombre déjame navegar y dormir.

-Pablo Neruda, Soneto 1, 100 Sonetos de Amor

Ludmila, nombre de planta o piedra o vino
te cuelas en el cuerpo como el mar
como el viento o el hastío
de la falta.

Ludmila, te derramas
en mi y en todos y tus ojos no miran:
alumbran,

y tu faz es haz de dioses que revelan
un antiguo secreto de la brújula del hombre

Ludmila, voz de luz espalda y sombra
rápida secuencia de imagenes de infancia
me chocan el esternón cuando en la cama
cae el sol, amor se eleva.

Los versos del faroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora