XI

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Una mirada basta
y el cuerpo se eleva
se eleva se eleva.

Mis inseguridades
mis miedos
mis desenfrenos

todo se rompe al calor
de tus ojos.
La simplicidad

arraiga verdades en el fondo de la carne.
Los teoremas y anatemas
axiomas sinfónicos y orquestales
caen con una leve pesadez genética.

Y para cuando me doy cuenta
solo soy dos mirándose tirados en la cama.
Reflexionando con un centellear
de labios y de espuma.

La belleza nos inunda y nos habita
cuando Tranquilidad asoma
sus garras de seda
arañando Siesta.

Los versos del faroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora