Prólogo

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-Kaeya no te preocupes tanto, Diluc te amará seas alfa, beta u omega. -aseguró devolviéndole el papel de los resultados no concluyentes de la pueba de categoría entre alfas, betas y omegas del peliazul.

-Pero..

-Pero nada, probablemente seas un beta, aunque no lo sabes todavía, no una hormiga. -sentenció con una sonrisa comprensiva. -Por cierto, ¿que le regalarás mañana? Se que es mi hijo, pero pareces conocerle mejor tú como pareja que yo como padre. -admitió con una leve risa que contagió al moreno.

-Un Claymore, se que es raro pero cuando lo vi supe que a Diluc le encantaría, se llama lápida de lobo y es roja y negra. -respondió tranquilo.

-Desde luego, sabes lo que le gusta. -murmuró con una mueca cuando se escuchó la puerta de la mansión ser cerrada.

-El capitán de la caballería, Diluc Ragnvindir llegó. -nombro Kaeya acercandose al alfa que recién llegaba de una jornada de trabajo para acercarse a él dejando un corto beso en los labios del pelirrojo.

-Me encanta ser recibido asi, ¿lo sabias? -preguntó en apenas un susurro para luego dar lugar a un carraspeó de su padre quien también se encontraba en la sala.

-Iré a mí oficina. -informó riendo. -no interrumpo. -habló yendose. -ya me largo. -y finalmente desapareció tras la puerta.

-Dramatico. -atacó irónico Diluc.

-Uhmh como tú. -bromeó el peliazul para después ser tomado por las mejillas.

-¿Y por qué no en vez de faltar el respeto a tus mayores vamos a hacer la cena? -preguntó arqueando una de sus cejas, era obvio que bromeaba.

-Está bien, señor anciano. -respondió con una risa sonora para escabullirse de los brazos de su alfa y correr a la cocina solo para ser interceptado segundos despues por los fuertes brazos del contrario.

-Y ahora me insultas ¿que voy a hacer contigo?

-Amarme. -respondió retador.

-Eso ya lo hago Kae. -masculló con obviedad mientras sacaba un jugo de uva de la nevera.

-¿Aun si fuera un beta? -y ahí fue donde un confundido alfa se giraba para mirar al menor, quien mantenía la mirada fija en el suelo como si fuera lo más hermoso.

-Aun si fueras alfa, omega, beta, dinosaurio o unicornio, te amaría igualmente, ¿pero a que viene ésto ahora Kae? -entonces el mencionado sacó el papel doblado de su bolsislllo para tenderselo al pelirrojo, dejando que el mismo lo desdoblara y lo leyera.

-Las pruebas todavía no dicen que soy exactamente, los médicos y incluso tu padre dice que es seguro que sea un beta.

-¿Y? Me da igual Kaeya, seas lo que seas, voy a quererte de igual, no hay forma de que llegue a odiarte. -aseguró tranquilo dejando un poco mas tranquilo al contrario quien finalmente una vez de mejor ánimo comenzó a hacer la cena para ambos con ayuda de su alfa.

Cenaron entre risas y charlas para terminar en la habitación bajo la luz de la luna entre caricias suaves y besos.

-Feliz cumpleaños. -murmuró un Kaeya adormilado en el pecho del mayor. -queria.. ser el primero en felicitarte. -sentenció cerrando los ojos.

-Te quiero Kae.. -susurro suavemente antes de dejar un beso en su frente para después acomodarse junto a el sin soltarle.

-Yo tambien te quiero. -fue lo último que dijo el peliazul antes de caer en sueño.

Al día siguiente muchas personas ofrecieron regalos a Diluc mientras paseaban por Mondstadt. Era un poco agotador tener que agradecerles constantemente, pero sabía que sólo tenían buenas intenciones, así que se ocupó de ellos aunque lo único que le interesaba era ver a Kaeya quien le dijo unicamente que estaba enfermo solo para así preparar bien la sorpresa de su cumpleaños.

Healing Wounds [Luckae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora