II

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-¿Y bien? ¿De quienes son? -seguia el alfa mandando a Kaeya al borde.

Digamoselo..

Es nuestro alfa..

-De una amiga. -respondió a la defensiva tomando las inyecciones y los parches.

-Dile a tu amiga que lo único que conseguirá con supresores, sera la muerte, a ningun omega le hace bien esa basura. -dijo con tranquilidad.

-Ella ya lo sabe. -masculló sin mirarle.

-¿Y no le importa? -fruncio el ceño, pero el omega respondio unicamente encogiendose de hombros. -¿Donde está mi guante? -preguntó finalmente tomando sus cosas.

-Se lo devolví a los fatuis. -respondió con tranquilidad, para segundos despues verse contra la pared junto con un ruido sordo, sus huesos incluso se escucharon crujir dolorosamente.

-Porque. -su voz de mando le ordenaba responder a aquello sin oponer resistendia, aquella voz le ocasionó que lágrimas se formaran en sus ojos y su cuerpo temblara a pesar del dolor.

-Te matará. -dijo con una voz débil. -ahora.. tienes tu visión. -susurró con miedo. -úsala.

-No tienes derecho a entregar algo que era de mi padre.

-¿Y que crees que fue lo que lo llevo al borde de la muerte? -atacó enfadado, solo para que después fuera soltado por el alfa dejandolo caer al suelo, viendo el agujero junto con las grietas que dejó en la pared.

Le dañamos..

Lo hicimos otra vez..

El alfa de Diluc resonó en su interior, vio al menor en el suelo hecho un ovillo llorando, se maldijo a si mismo, maldijo su impulsividad, pero sabía que el peliazul tenía razón.

-Kaeya..

-Vete.. por favor vete.. -suplicó tembloroso, el mayor no queria dejarle así, pero sabía que esa escena era en su totalidad su culpa por lo que sin decir nada camino hasta ls puerta.

-Lo siento Kaeya.. -sentenció antes de desaparecer, dejando al menor hecho un desastre, quería gritar, quería desaparecer por unos momentos.

Diluc no volvió a hablar con el menor, éste le rehuía, siempre lo veia con Rosaria, Jean o Lisa, y entonces empezaron las dudas, las dudas de quien podría ser la persona dueña de esos supresores, puesto que el moreno apenas tenia gente cercana, solo aquellas tres chicas, Jean era alfa, puesto que fue descartada, al igual que Lisa, quien a pesar de ser omega ella lo decia tranquila, por no mencionar que era la pareja de Jean, y Rosaria, quien también a su parecer y a su olfato era un alfa.

O eso creyo hasta que se quedó bebiendo hasta tarde, donde el perfume dejo de surtir efecto dejando en el aire un aroma suave e inmediatamente lo supo, la monja era una omega con máscara de alfa.

-Rosaria. -llamó una vez todos se fueron del lugar. -Eres una omega. -no lo preguntaba, lo afirmaba, porque lo sabia, porque su olfato nunca engañaba.

-Y que si es asi.

-Deberias dejar de inyectarte supresores, pueden hacerte mucho mal.

-¿Disculpa? -no, la pelirrosada no entendia a que venia todo aquello.

-Encontre parches y supresores en casa de Kaeya, me dijo que eran de una amiga, descarte a Jean y Lisa, por un momento te descarte a tí, pero tú perfume creo que ya no sirve. -la mujer lo entendió al segundo ahora sabía de quien se trataba el alfa de la historia de Kaeya ahora sabia de quien se queria ocultar y ese era del mismo Diluc Ragnvindir.

Healing Wounds [Luckae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora