¿Por qué no habla? ¿Es demasiado tímida? ¿Es muda? Son las constantes preguntas que se repiten en la cabeza de Danielle Marsh.
Durante los años que vive en aquel edificio todavía no conoce el nombre de la chica callada que vive justo enfrente. Ni un...
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Kazuha se agacha para sacar de la máquina expendedora el bocadillo que ha ido a comprar, pero antes de poder estirar la mano siente un fuerte tirón en su brazo que casi le hace caer. Se queja e intenta soltarse, pero al notar esa cabellera castaña decide dejarse llevar. Marsh Danielle parece molesta y no quiere hacerle enojar más, suficiente tiene con que al parecer realmente no le agrada nada. Cuando la castaña llega a los baños del primer piso es cuando finalmente la suelta, revisa los cubículos antes de dirigirse a la puerta y cerrar con pestillo. Kazuha le mira confundida y desconfiada, pues que esa chica (que le odia) le haya prácticamente raptado y encerrado en el baño no le hace sentir segura.
―¿Sabes dónde está?
Kazuha ladea la cabeza con el ceño fruncido. ―¿Uh? ¿De qué hablas?
—Kang Haerin, ¿sabes dónde está? ¿Está bien?
La pelinegra está por contestar, pero al recordar las palabras de la chica de cabellos rubios anaranjados decide callarse un momento para pensar. Danielle nota que ella sabe algo, lo nota por la manera en que repentinamente ha cerrado la boca y desviado los ojos. El silencio les rodea a paso rápido para acorralar a Kazuha con la ayuda del lavamanos a sus espaldas llevando sus manos a la tela de su cuello.
—¡Tú sabes! Sólo quiero saber cómo está Haerin, ¿le pasó algo? No ha contestado mis mensajes y tampoco la he visto en toda la semana, ¡toda una semana!
Kazuha no parece intimidada, en realidad se ve bastante relajada con el repentino acercamiento de la castaña más baja que le habla con voz fuerte, pero al mismo tiempo angustiada. Al ver los pequeños ojos puede notar esa genuina preocupación por la chica gatuna que en ese momento se encuentra bajo revisión, y eso le hace sonreír. Ah, esa Haerin la ha encontrado. Así, suspirando toma las muñecas de Marsh y la aleja un poco, pero sin soltarle antes de hablar.
—Haerin me pidió que no dijera nada, en especial a ti.
Danielle frunce aún más su entrecejo si es posible. —¿De qué hablas?
—Mira, de verdad, aunque quisiera no puedo decirte. Hice una promesa.
La castaña gruñe e intenta sacudirla sólo para desquitarse, pero Kazuha es más rápida y sujeta ambas muñecas con una mano arriba de su cabeza pegándola a la pared del baño. Danielle se retuerce intentando liberarse, pero la fuerza que ejerce Kazuha al sujetarle es tanta que termina quejándose de dolor y rindiéndose.
— Eres muy agresiva para alguien que tiene una apariencia muy tierna — Kazuha ríe leve; la castaña le mira casi con desprecio. —Ya, promete que no me golpearás si te suelto.
— No prometo nada - suelta un quejido agudo cuando Kazuha aprieta un poco más —. ¡Ya, no te golpearé, pero suéltame!
La pelinegra le obedece y retrocede dos pasos, Danielle masajea sus muñecas mirándole como un cachorrito realmente enfadado, refunfuñando insultos. Ha estado irritada toda esa semana y esa grandulona brusca sólo le da dolor de cabeza. ¿Por qué fue con ella en primer lugar? ¡Ah, cierto! Es la única que conoce que quizá sepa algo del paradero de Kang Haerin. Claro, está Lee Hyein también, pero no sabe exactamente dónde encontrar a la alta pelinegra. Por lo que ahí está, encerrada en el baño femenino con esa pelinegra bruta.
