Capítulo 8

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Hubo un día que Okabe llego antes que nadie al laboratorio, siempre estaba lleno de gente, pero en ese momento parecía tranquilo y silencioso. Se quedo un rato de pie disfrutando de la tranquilidad cuando noto que alguien por detrás le tocaba el hombro.

— ¡Aaaah! — Okabe se asustó al notar una mano en su hombro. Pero al girarse se encontró a su amia Kurisutina.

— ¿¡Qué!? — Reacciono la chica al grito del chico.

— ¡No me des esos sustos!

— ¡Solo te estaba llamando! — La chica ya sonaba molesta.

— Eres una zombie silenciosa— Él saca su tono burlón. — Lo haces aposta para así acércate a tus víctimas y comértelas.

— Y dale con la tontería. — La chica cambia si tono a uno más cansado. — Tú eres el despistado.

— N-no estaba despistado. —Ahora sonaba agobiado. —Estaba... meditando en cómo puedo detener las conspiraciones de la organización.

— Ya claro, como tú digas. — La chica pasa y se sienta en el sofá. — Quería decirte algo.

— Ah, claro... — El chico se siente un poco vergonzoso. — Dime, asistente. — Se sienta al lado de su amiga.

— Bueno. — Ella no parece nada vergonzosa, más bien segura de sí misma. — Me has estado acompañando cada día hasta el hotel. Pero la verdad es que no hace falta.

— ¿Qué? — Interrumpe él sintiéndose un poco rojo. — No me importa acompañarte, veras lo hago porque eres mi asisten....

— ¡No me importan tus razones! — Ella lo interrumpe. — El tema de mi padre está zanjado, no tienes que preocuparte más por eso, además a partir de mañana, cada noche voy a ir a casa de Rukako con Mayuri para ayudarlas con los exámenes del instituto.

— Oye... — Okabe notaba a su amiga molesta, es verdad que antes estaba preocupado por si se iba a buscar a su padre, pero no era la única razón para acompañarla. — Es cierto que te acompañaba porque estaba preocupado, pero no era la unic....

— Aun así... — Ella le vuelve a interrumpir mientras se levanta del sofá. — Esta noche no hagas planes.

— ¿Qué? — Okabe estaba un poco perdido.

— No hagas planes, quiero hablar contigo con tiempo y a solas. — La chica no estaba nada vergonzosa, sus mejillas no mostraban ningún rojo y sus palabras eran seguras. — Quiero invitarte a cenar. — La chica termino la frase sin mirar los ojos dorados de su compañero y se sentó en su ordenador.

— De acuerdo. — Okabe seguía un poco perdido en la conversación, pero le gustaba la idea de salir a cenar con ella fuera. Le parecía raro verla a ella invitándole tan segura. Él se levanta del sofá y se dirige agarrar un libro de la universidad. — Muy bien asistente, iré contigo si tanto me insistes. —Ya había vuelto a poner esa voz burlona con los gestos de aires de grandeza. — pero esta vez nada de juegos sucios, si tú haces la oferta, tu invitas.

— Eso ya lo veremos. — Dice ella enfadada.

— Si tengo que volver a invitar yo, volveremos a ir a ese sitio de ramen.

— Esta bien. — Suspira ella como agotada. — Invitaré yo.

Cuando llegaron Daru y Mayuri vieron a los dos amigos discutiendo como siempre por alguna tontería. Mayuri consiguió calmar a Kurisu y Daru se fue al ordenador para seguir con sus juegos pasando de la conversación. Cuando termino el día, la chica morena y el informático de la gorra se marcharon del laboratorio. Kurisu estaba terminando de lavarse las manos, colgó su bata de laboratorio en la percha y miró a Okabe que ya estaba listo.

Olor a lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora