(ESPAÑOL) La estrella errante

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En un rincón olvidado de la galaxia, donde las estrellas danzan al ritmo de antiguas leyendas y los planetas guardan secretos ancestrales, se encuentra el sistema de Arkanis. En este remoto conjunto de planetas, una estrella errante, conocida como Eterna, surcaba el espacio con un destino incierto. Era un sol solitario, expulsado de su sistema original por fuerzas cósmicas inexplicables, destinado a vagar sin rumbo por el vasto vacío estelar.

Los habitantes de Arkanis, una mezcla diversa de especies alienígenas y humanos, veneraban la Estrella Errante como un símbolo de esperanza y misterio. Se decía que aquellos que se aventuraban a explorar sus dominios encontraban respuestas a preguntas que ni siquiera habían formulado. Pero la Estrella Errante también inspiraba temor, pues su impredecible trayectoria amenazaba con destruir cualquier cosa que se interpusiera en su camino.

En uno de los planetas del sistema de Arkanis, llamado Thalos, vivía un joven llamado Kael. Era un nativo de piel azulada, con ojos brillantes como las gemas y una mente inquieta que anhelaba explorar los confines del espacio. Desde temprana edad, Kael soñaba con viajar a las estrellas y descubrir los secretos ocultos en los oscuros rincones del universo.

Pero la vida en Thalos era dura y despiadada. La escasez de recursos y la constante lucha por la supervivencia habían endurecido a sus habitantes. Kael, sin embargo, se negaba a conformarse con una existencia limitada a las estrechas fronteras de su planeta natal. Su determinación y curiosidad lo impulsaban a desafiar las expectativas y a buscar un destino más allá de las estrellas.

Un día, mientras exploraba los antiguos archivos de la biblioteca planetaria, Kael descubrió un antiguo mapa estelar que mostraba la trayectoria de la Estrella Errante. Intrigado por la posibilidad de explorar un fenómeno tan misterioso, decidió emprender un viaje audaz para seguir el rastro de la estrella y descubrir su destino final.

Con determinación y un corazón lleno de esperanza, Kael se embarcó en una aventura que lo llevaría más allá de todo lo que había conocido. Equipado con una nave espacial rudimentaria pero resistente, se alejó de Thalos y se adentró en los vastos confines del espacio exterior.

Los primeros días de su viaje fueron difíciles. Se enfrentó a peligros inesperados, desde tormentas de meteoritos hasta encuentros con piratas espaciales. Pero Kael no se dejó intimidar por los desafíos que encontró en su camino. Con valentía y determinación, perseveró a través de las adversidades, guiado por la luz titilante de la Estrella Errante en el horizonte.

A medida que avanzaba, Kael comenzó a descubrir los misterios ocultos en los confines del espacio. Se encontró con civilizaciones alienígenas perdidas en el tiempo, cuyas historias ancestrales resonaban con ecos del pasado. Exploró planetas desolados y lunas olvidadas, cada uno con su propia historia y secretos por descubrir.

Pero a medida que se acercaba a la Estrella Errante, los peligros del espacio se volvieron aún más desafiantes. Las fuerzas gravitatorias de la estrella creaban distorsiones en el espacio-tiempo, haciendo que la navegación fuera peligrosamente impredecible. Kael se encontró luchando contra corrientes gravitatorias violentas y campos de radiación mortales mientras luchaba por mantener el control de su nave.

En medio de la tormenta cósmica, Kael divisó por fin la imponente presencia de la Estrella Errante. Era una esfera resplandeciente de luz dorada, rodeada por una nebulosa brillante que parecía bailar alrededor de su fulgor. La magnitud de su belleza era abrumadora, pero también había un aire de melancolía en su resplandor etéreo.

Decidido a desentrañar los secretos de la Estrella Errante, Kael se aventuró aún más cerca, enfrentándose a los peligros que yacían en su corazón ardiente. Se adentró en la nebulosa resplandeciente, dejando atrás las preocupaciones y los miedos que lo habían atormentado en su viaje.

Dentro de la nebulosa, el tiempo parecía perder todo significado. Las estrellas brillaban con intensidad deslumbrante, iluminando un paisaje de ensueño que desafiaba toda lógica y comprensión. Kael se sintió como si estuviera flotando en un mar de luz, atrapado en un sueño del que no quería despertar.

Pero a medida que exploraba los misteriosos confines de la nebulosa, Kael descubrió algo que lo dejó sin aliento. En el corazón de la nebulosa, rodeada por un halo de luz resplandeciente, se encontraba una antigua civilización alienígena, cuyas estructuras colosales se alzaban como testigos silenciosos del paso del tiempo.

Intrigado por el descubrimiento, Kael se aventuró más cerca, ansioso por descubrir los secretos ocultos en las ruinas ancestrales. A medida que exploraba las antiguas estructuras, descubrió inscripciones grabadas en piedra que contaban la historia de una civilización perdida en el tiempo, cuyos destinos estaban entrelazados con el de la Estrella Errante.

Según las inscripciones, la civilización había sido una vez próspera y poderosa, gobernando sobre un vasto imperio que se extendía a lo largo y ancho de la galaxia. Pero su arrogancia y ambición los habían llevado por un camino de destrucción y desolación, hasta que finalmente sucumbieron ante las fuerzas del universo.

La Estrella Errante, según las leyendas, era el último vestigio de su antiguo esplendor, un recordatorio sombrío de la vanidad y la fragil

idad de su existencia. Habían intentado controlarla, manipular su poder para sus propios fines egoístas, pero en última instancia, habían sido consumidos por su propia ambición.

Profundamente conmovido por la historia de la civilización perdida, Kael se dio cuenta de la importancia de su viaje. La Estrella Errante no solo era un fenómeno astronómico, sino también un símbolo de los peligros del poder desenfrenado y la búsqueda insaciable de conocimiento y dominio.

Decidido a aprender de los errores del pasado, Kael juró proteger la Estrella Errante de aquellos que buscaran explotar su poder para fines egoístas. Sabía que su viaje estaba lejos de haber terminado, que aún quedaban muchos secretos por descubrir en los confines del espacio. Pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino, con la esperanza de encontrar respuestas a las preguntas que habían atormentado a su especie desde tiempos inmemoriales.

Con el corazón lleno de determinación y la mente abierta a las posibilidades infinitas del universo, Kael se despidió de la Estrella Errante y emprendió su viaje de regreso a casa. Sabía que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero también estaba lleno de promesas y oportunidades para aquellos lo suficientemente valientes como para perseguir sus sueños más profundos.


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