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Había un hombre que pensé que había desaparecido justo frente a mí. Sin embargo, nadie a mi alrededor sabía que este hombre era el tan mencionado ultimamente en el periódico.

¿Cómo podía alguien saber que había desaparecido si nadie sabía quien era? ¿Y cómo lo conoces si nadie más lo conoce?

Si le estuviera explicando esto a alguien que no conocía la situación, sería una explicación bastante larga y tendría que hacer innumerables preguntas, frunciendo el ceño en confusión.

Yo estaba en el mismo barco. Fue sorprendente ser la única que lo reconoció cuando para otros solo pasaba desapercibido, así que lo miré fijamente por un rato.

-La fecha del funeral conjunto se anunciará pronto.

Después de recibir ayuda de él en el cuartel general naval, eso fue lo último que dijo antes de separarnos.

-¿Puedes deambular libremente así?

Le hice una pregunta un tanto tonta. La frente del duque se arrugó levemente.

-No parece haber ninguna razón por la que no pueda.

-No, pero los oficiales navales reconocerían al coronel.

El no respondió.

De alguna manera, se sentía un poco incómodo, asi que bajaba la cabeza y luego encadenaba palabras que no era necesario decir.

-Ah.. vine aquí para buscar trabajo. Por suerte, todavía hay algunos puestos disponibles, así que decidí ir a una entrevista dentro de una semana con el Señor Russel...

Antes de que pudiera continuar hablando, de repente me agarró del hombro.

Mientras lo miraba fijamente debido a su acción repentina, escuché una voz quejándose desde atrás.

-¿Por qué estás bloqueando la entrada?

Era una voz mezclada con molestia. Bajó la mano que estaba levantada hacia el aire y chasqueó la lengua.

-¡Cuida mejor a tu amante allí! ¡La próxima vez sé más directo!

Después de eso, me hizo a un lado y entró rápidamente en la oficina de correos.

Casi me empujan de la nada. Miré fijamente un borde afilado cercano y tragué nerviosamente.

Era la primera vez que me trataban así.

Muesen, ciudad conocida por su ambiente agradable y tranquilo. La mayoría de la gente en este lugar era amable y relajada.

Fui testigo con mis propios ojos de como esa reputación se iba deteriorando poco a poco.

Reprimí mis sentimientos de sorpresa y dije: "Gracias".

Una vez en el puerto, otra vez en el cuartel general naval y ahora en la oficina de correos.

Por alguna razón, siempre me sentí en deuda con él. Forcé una sonrisa incómoda y continué hablando.

-He hablado demasiado de cosas irrelevantes. Estoy segura de que estas ocupado, asi que deberías irte ahora...

-Este no parece un lugar adecuado para una conversación.

Interrumpió mis palabras con una voz tranquila.

-Disculpa...?

Miré al Duque con los ojos entrecerrados. ¿Estaba sugiriendo que quería tener una conversación conmigo ahora?

-¿No estás aquí por algo en la oficina de correos?

-No es algo importante. Entonces, ¿dónde encontraste trabajo? Creo que no lo escuché correctamente.

Creo Que Mi Esposo Es Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora