🍂1.

772 136 9
                                    

JiMin estaba casado con el infierno, su madrastra lo arrastró a un matrimonio con tal de sacarlo de la casa Park, JiMin ni siquiera había planteado casarse a los veintiuno, no lo dejó terminar la universidad, alegando que un doncel no necesita educación.

Había terminado con un hombre maltratador que se la pasaba viajando, las pocas veces que JiMin lo había visto solo lo golpeaba, viendolo como un bonito objeto que adornaba su casa, su amante era la exhibida en reuniones, a cada lugar que iba siempre era acompañado por una mujer diferente. JiMin ni siquiera entiende porque se casó con él.

JiMin tenía prohibido salir, pero aunque sabía que tarde o temprano su marido descubriría lo que hace y lo golpearía, JiMin siempre se arriesgaba a salir, y en esa ocasión, una noche, el día de su cumpleaños, lo conoció.

Llevaba un traje a la medida, sin corbata, unas zapatillas, y su aura tan confiada. JiMin no evito mirarlo en absoluto, el hombre se acercó y le ofreció un trago.

- Me llamo YoonGi...- fue directo.

- JiMin... Park JiMin...- usó el apellido de su verdadera madre.

- Un gusto, puedo permitirme decir que eres muy atractivo...- JiMin no portaba ningun anillo pues el hombre limitaba los gastos cada vez que se trataba de él, muy diferente a sus amantes. JiMin se sonrojó, había cubierto cuidadosamente las cicatrices de la última golpiza.

- Gracias... no es algo que escuche con frecuencia...- JiMin murmuró, una sonrisa delicada que hizo a YoonGi sonreír.

- Es extraño, un hombre como tu es merecedor de elogios- YoonGi reitera.

- Soy casado- JiMin dice directo.

- Pero no veo un anillo- YoonGi dice acercandose como un felino salvaje acechando a su presa.

- No le intereso lo suficiente, seguro conoce a Oh DalSo...- JiMin dijo con pesadez. YoonGi pudo ver sufrimiento y dolor por unos breves instantes, por unos breves segundos la máscara de tranquilidad se desvaneció.

- Si se refiera a sus amantes, tiene una larga lista...- YoonGi menciona. JiMin asiente.

- Ni siquiera entiendo que ganaba casandose, le gusta ese estilo de vida.

- Podría intentar mostrarle lo que significa ser deseado...

- Pero soy casado...

- Con un marido que realmente no sabe a quien tiene a su lado...- se arriesgó y tomó la mano de JiMin, quien se aferró con desespero. Estaba ansioso por conocer una salida, nunca había podido denunciar los maltratos porque se había encontrado con hombres tan pervertidos y retraídos que ni siquiera le prestaban atención, lo único que obtenía era maltrato por donde fuera.

JiMin accedió. Fue la primera vez que fue infiel... aunque para él, ni siquiera estaba casado, porque su madrastra lo vendió, él era un objeto, un prisionero de un sistema que no lo defendía por creerlo poco hombre.

JiMin no sabía lo que era ser adorado al intimar, por fortuna DalSo nunca se interesó en él de esa manera. Y esperaba que nunca lo hiciera porque si llegaba a tocarlo de una forma sexual iba a defenderse aunque le costara la vida.

- Mon amour... es usted una divinidad...- YoonGi dijo en un susurro apasionado que JiMin respondió con un jadeo.

JiMin se aferró al hombre que lo tocaba con una preciosidad, como un hombre deseable, YoonGi no paraba de murmurar lo bello que era, lo sensual que le parecían sus gemidos, lo delicioso que era la forma en que su estrechez lo rodeaba.

Con sutileza, el hombre sobre sí jadeó al momento de terminar, pero lo estimuló hasta hacerlo acabar. Si eso era sentirse deseado, le gustó... demasiado.

Regresó a ese apartamento vacío después de que YoonGi lo dejara recuperar el aliento. Recordar la forma en que lo tomó, le hizo intercambiar números, al menos su marido pasaba fuera de Corea el tiempo suficiente para que él pudiera tener un celular sin vigilancia.

JiMin no estaba seguro de como enfrentarse al remolino de emociones que tenía dentro de sí.

Y quizás ahora, divorciarse sonaba como lo más cuerdo que podía hacer.

Se justificaba así mismo, porque su vida no era vida. Estaba atrapado, su padre no fue tan cariñoso con él, después de que su madre muriera, se hundió en ma depresión y llegó esa mujer con su hija a amargarle la vida. A joder cada minuto que respiraba dentro del lugar que consideró su hogar.

JiMin hubiera preferido que lo mandaran lejos, pero lo vendieron como si de un objeto se tratara. Fue llevado con engaños, JiMin jamás debió haber confiado, le presentaron a DaSol como un hombre de la industria, la mentira que empezó todo fue que su hermanastra le había dicho de unas audiciones donde ese hombre iba a escoger a su próximo compañero, JiMin estaba ilusionado con volverse actor, si bien no era su rama favorita de las artes, le parecía una buena opción pra empezar. Lo llevaron a un edificio, JiMin sabe que fue ingenuo, pero con solo veinte años no creyó que en el mundo habían personas tan malas y avariciosas como su madrastra o que lo traicionaran como su hermanastra y cruelmente fue tirado como un desperdicio.

Quiso regresar a su casa, pero ya el código había sido cambiado, sus cosas estaban fuera, JiMin fue abandonado y no sabía a donde ir... esos meses de encierro fueron resultado de su ingenuidad, torpeza y la crueldad de aquellos que poco les importaba.

Conocer a YoonGi, fue encontrar un oasis en medio de su desierto...

Mon désirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora