PRÓLOGO | 0.1

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XXX | Diez años atrás

En mi boca, el hierro danza en una sinfonía armoniosa, tan intensa como una adicción misma. Un elixir ante mis ojos, un deleite que alimenta mi alma.

-Te lo preguntare una maldita vez más.- Espetó el calvo de unos y tanto me importan.

Siento como deciden enchufarme otra vez con el fierro que su compañerito tenía en la mano, esta vez el golpe fue directo a la nuca. Gruñí

-Donde. Tienes. Al. Don.- Tiro de mi pelo como si fuera una de sus prostitutas dementes, increíble. Me voy a cobrar esta.

Bajé la cabeza lo más que pude y le escupí sus apestosos zapatos "Gucci", este empezó a murmurar tantas maldiciones le entraran en su mugrienta boca por esos trapos llamados zapatos de marca. De aquí a una vuelta a la macarena se veía que eran más falsos que mi amor por las tortas de Gustav.

-Joder y cuantas veces te lo tengo que repetir Stronzo [Estúpido], ya lo maté.- Le solté con una sonrisa burlona.- O será que te lo digo en italiano? L'ho già ucciso [Ya lo maté], Carlo

Estos están tan cabezas huecas que hay que repetirles la cantaleta mínima unas cuarenta veces.

Estoy aquí desde hace un par de horas dándole un poco de diversión a estas miserables vidas y a mí también siendo honesto. Me encanta ver como creen que tienen la situación en la palma de su mano, cuando es todo lo contrario, ingenuos.

Veo como se le contornea la cara de pura ira nuevamente cuando esas palabras salieron de mi boca, patético.

-Cuando encont...

-Creo que ya acabo tu tiempo de gracia.- Le menciono con total calma pero con voz prominente callándolo del monólogo que se iba a pegar. Me levanto de la silla con total naturalidad mientras ambos presentes se quedaban petrificados.- Una pena que lo desaprovechaste.

Su piel, antes del color del ron barato de los barrios, se volvió pálida en un abrir y cerrar de ojos, parecía un cartón de leche. En ese momento no podía decir lo mismo de su compañero ya que estaba atrás tratando de procesar todo, solo era un crío mal influenciado por un capo de poca mota.

Agarré la silla de metal a la que me habían amarrado inútilmente y se la estampo en toda la asquerosa cara a Carlo. Este se desplomó como si fuera un yunque cayendo del cielo, debilucho de primera.

Mientras estaba a nada de caer inconsciente le encajé mi pie en todo el pecho al Mentecatto[Necio/Estúpido] este y le sonreí.

-Bienvenido a tu infierno Pezzo di merda. Ora sono il tuo Don. [Pedazo de mierda. Ahora yo soy tu Don]


Notas del autor     

¿Por ahora que tal va sonando? Espero que bien ya que ahora es que esto empieza

¡Hola a todo el mundo! Me presento soy Claudia, una pequeña fanática de los libros y una escritora caótica con muchas ideas sin saber plasmarlas bien.

Con gran entusiasmo, les doy la bienvenida a este pequeño libro que lo estoy empezando con todo el orgullo del mundo, quizás no sea perfecto pero hare todo mi esfuerzo para que vean la pasión que tengo por la escritura.

Sin más que añadir.

Con amor.

La escritora de las mil y una ideas caóticas.

El sosiego de tu vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora