PORTA NUOVA | 3

220 4 0
                                    


XXX Porta Nuova | 38 Meses antes

-Buenos días, bella durmiente.- Exclamé con júbilo, mi voz cortante como el acero.

Alessandro, le da un culatazo con su arma a nuestro querido amigo que nos acompaña el día de hoy, con el propósito de espabilarlo y sacarlo de su letargo.

Coloco mis codos sobre la fría mesa y entrelazó mis manos para apoyar mi cabeza en ellos, adoptando una postura relajada pero firme.

-¿Descansaste bien, muñequita?- Pregunto con una ironía que resuena en el ambiente tenso.

La respuesta que obtengo es una retahíla en alemán, llena de gruñidos y maldiciones que hacen evidente su molestia. -Kommen Sie zu dieser Stunde nicht und berühren Sie meine Eier, Ital.. (No vengas a tocarme los huevos a esta hora, ital)".

Hago un leve asentimiento, una señal que Alessandro conoce a la perfección. Él procede a tirar con brusquedad de la cabeza de nuestro prisionero, llevándolo hacia atrás, donde se encuentra el pequeño bebedero de las vacas.

-Ah... ¿no te parece hermoso ese sonido, Alessandro?- Preguntó con una maliciosa sonrisa, deleitándome con los ahogados gritos de nuestro querido Spiare[Espía].

Alessandro permanece en silencio, ya sabe cómo son las cosas. Esa respuesta ya se respondió por sí sola con el desgarrador sonido que emite nuestro prisionero.

Luego de unos interminables segundos, Alessandro saca la cabeza del agua y volvemos a quedar frente a frente.

-No quiero tu estúpida cháchara. Aquí se habla como yo digo.- Le espetó con una voz más fría que los tímpanos de hielo, mientras me mira con una indiferencia que me resulta exasperante.

-Igual creo que me confundí de idioma, una disculpa.- Mencionó elevando las cejas en un gesto que podría confundirse con sorpresa, pero que en realidad es la máscara de un psicópata.

Sé que este interrogatorio no ha hecho más que comenzar, y que el verdadero espectáculo está por comenzar.

Procedo a dejar mi postura de fascinación absoluta y meto mi mano a través de mi americana en donde se encuentra mi funda de pistola favorita.

La tomó con cuidado, sintiendo su peso familiar en la mano. Levantó el arma con gracia, dejando que la luz se reflejara en su superficie pulida.

-Ah, mi querida Alessandra- Murmuró, besando suavemente la empuñadura.

-No le podías poner otro puñetero nombre joder?

-Pues claro que no Stronzo [Estúpido], es mi nena

-Pues tu cacharro bien podría tener otro nombre, y no el mío- Gruñe, claramente molesto.

-¿Estás celoso, Alessandro?- Me río, divertido por su reacción.

-Yo que voy a estar celoso de esa porquería, yo soy un jodido galán en contra de esa carcaza podrida.- Dice con desdén.

-Cuidado que Alessandra te escuche que la siguiente bala podría ser para ti.

Al terminar mi frase apuntó hacia la oreja de Gunter y...

Disparo.

Abre los ojos como platos, soltando un gruñido de dolor.

-Entonces pezzo di merda[Pedazo de mierda], escupe ya.-Vociferó-. Mi paciencia es jodidamente limitada cuando me lo propongo Alemán.

- Stirb schon in der Hölle (Muere ya en el infierno)

El sosiego de tu vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora