17

745 141 5
                                    

La cena continuaba en un ambiente cargado de emociones.

La mesa estaba cubierta de platos medio vacíos y vasos de refresco a medio beber. Lali y su padre, seguían conversando, sumidos en una conversación que había tardado demasiado en llegar.

Jorge miraba fijamente a su hija, sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y arrepentimiento. Se había dado cuenta de todo el sufrimiento que Lali había soportado sola y de cuánto había fallado en apoyarla. Con un nudo en la garganta, volvió a pedirle perdón, confesando que no había sido consciente de lo que pasaba. Admitió que durante todo ese tiempo solo había pensado en sí mismo.

Jorge bajó la mirada y vio las marcas en los brazos de Lali. Su corazón se encogió de vergüenza y tristeza.

—Perdóname, Lali, de verdad que lo siento mucho —dijo con voz quebrada.

Lali, tratando de ocultar sus brazos, le respondió con una mirada serena pero firme.

—Papá, ya déjalo. No estoy orgullosa de lo que hice, pero ahora tenemos que seguir adelante. Nos tenemos el uno al otro, y eso es lo que importa. Juntos podemos enfrentar cualquier cosa, pero necesito que pongas de tu parte. No podemos fingir que todo está bien. Tienes que cumplir con tu tratamiento para que tu salud mejore. —La voz de Lali se tornó más suave pero llena de preocupación—. Me da miedo que te pongas mal y me dejes sola. Si te vas, ya no sé cómo seguiré adelante.

Jorge la miró con ternura y le tomó la mano.

—Lali, sé que todo parece difícil ahora, pero te prometo que voy a hacer todo lo posible para mejorar. No quiero dejarte sola, y juntos saldremos de esto. Confía en mí, todo estará bien.

Las palabras de su padre la hicieron sentirse mejor y ambos supieron en ese momento que, aunque el camino sería largo y arduo, tenían la fuerza del amor y la confianza mutua para seguir adelante.

Ella se sentía tranquila después de esa conversación. Seguir los consejos de su psicóloga le sirvieron de mucho.

Desde que comenzó a poner en práctica la comunicación abierta, había notado una gran mejoría en su relación familiar y en su bienestar emocional. La noche había caído, y el suave murmullo de las hojas fuera de su ventana le daba una sensación de paz y seguridad.

Ahora se encontraba sentada en su habitación, rodeada por sus libros favoritos y una pequeña lámpara que arrojaba una luz cálida. Decidió mandar un mensaje de texto de buenas noches a Peter.

Dudó por un momento, pero finalmente escribió:

"Buenas noches, Peter. Te extraño mucho y me encantaría verte, pero sé que ya es tarde. Espero que estés bien."

Pulsó enviar y se quedó mirando la pantalla, esperando ansiosamente una respuesta.

Minutos después, el teléfono vibró.

Peter había contestado:

"Buenas noches, Lali. Yo también te extraño. Sé que no podemos vernos ahora, pero prometo que pronto estaremos juntos. Cuídate mucho y sueña bonito."

Una sonrisa iluminó el rostro de Lali.

Continuaron conversando por mensajes, compartiendo detalles de su día y recordando momentos especiales. La conversación fue dulce y reconfortante, dejando a ambos con una sensación de cercanía a pesar de la distancia física que los separaba.

Los días pasaron y ya nuevamente era fin de semana. Lali seguía tranquila, ya no había tenido ningún encuentro con Paula y Josh. Aunque le parecía algo raro, estaba aliviada de que esos dos no la hayan molestado más. Ella ama la música, siempre le recordaba a su mamá y de alguna forma le daba mucha tranquilidad. Y aunque le gustara mucho, había algo que le apasionaba más, que era dibujar.

Nunca te alejes de mi©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora