7

1.4K 159 10
                                    

“Siempre habrá un recuerdo que nos llene de lágrimas los ojos.”

Escuché el sonido del timbre y me sobresalté. Me había quedado dormida. Miré a mi alrededor y los alumnos se preparaban para marcharse mientras otros no esperaron que la campana dejara de soñar y salieron del salón.

Respiré hondo. Como necesitaba esta siesta. Estaba agitada y el enojo todavía rondando por mis venas no ayudaba.

Me levanté del asiento y me dirigí hacia el árbol de aquella vez, el cual se había convertido en mi mejor amigo, en las horas libres siempre me sentaba junto a ese árbol. Por más raro que parezca desde que comencé a sentarme juntos a él se ha vuelto más hermoso, tiene flores y sus hojas son muy verdes. Creo que disfruta de mi compañía.

Me senté y me puse a ver todos los dibujos que tenía en mi libreta.

Respiré hondo. Necesitaba librarme de todo este enojo que tenía acumulado así que saqué mi diario y comencé a escribir sin parar. Escribí hasta que mis dedos ya no daban para más.

El timbre sonó avisándome de que ya era hora de volver a clases. Me levanté del suelo después de guardar mi diario en mi mochila y comencé a caminar hacia mi siguiente clase, historia.

Llegue al salón, ya muchos alumnos habían llegado. Miré hacia donde se encontraba mi asiento y este estaba ocupado por un chico que miraba atentamente un libro en sus manos.

Recorrí el salón con mi mirada buscando otro asiento vacío. Bingo, un asiento libre al final del salón, lejos de la arpía de Paula y sus amigos.

Sonreí para mis adentros y comencé a caminar hacia el asiento. Mientras caminaba hacia allá, como soy tan torpe, tropecé con un libro que estaba en el suelo haciendo que esta vez no pudiera sujetarse de alguna mesa. Caí al suelo.

Risas y más risas se escuchan por todo el salón. Paula estaba roja de tanto reírse.

Me levanté avergonzada escondiendo mi rostro en mi cabello y sintiendo mis mejillas arder. Me senté en mi asiento y aún reían, hasta me tomaron fotos. Esto era humillante.

Miraba por la ventana tratando de olvidarme de lo sucedido hace un rato. No funcionó así que fije mi mirada en mis manos que jugaban juguetonamente entre sí.

La profesora entró mandando todos a callar.

Suspiré, estaba realmente avergonzada...

La profesora comenzó con su clase, aburrida por cierto. Detestaba historia.

[...]

Las clases ya habían terminado, solo quedaba llegar a casa, pero la verdad no quiero. 

¿Por qué cuando estamos tristes recordamos todo?

Le tengo miedo a la vida, porque cuando quiero salir adelante ella simplemente hace que me arruine yo misma.

Lo más difícil que pasó en mi vida fue cuando inicié con cada corte en mis muñecas, nadie entenderá la razón del porqué lo hago, solamente quiero salir, escapar de todo por una vez, huir, no me importa que todo se vaya a la mierda, no me importa nada.

La vida pasa por mis ojos y yo solo caigo en una fuerte depresión, no quiero ver la realidad, mis demonios me atormentan. Quienes se decían llamar "amigos" se alejaron al ver por lo que estaba pasando.

Quedé completamente sola, porque así es, tengo un papá pero siento como si no lo tuviera. Todos estos años en los que ha faltado mamá, él se la ha pasado bebiendo y lamentándose. Y dirán, preguntarán ¿Y tú porque no hiciste algo para que saliera del alcoholismo? Créanme que lo hice, a los pocos días de que mamá falleció, él se puso a beber. Yo lo intentaba ayudar, diciéndole palabras de consuelo, animándolo a seguir. Le decía que no me podía dejar sola, que aquí estaba yo con él para juntos salir adelante. Pero no le importó, hay veces que me insultaba, me gritaba por todo, hasta que un día llegó a los golpes, fue el peor día para mí. Él se hundió en su dolor, solo pensaba en él y a mi me hizo a un lado. Hay veces que ni siquiera llegaba a casa. Yo tan solo era una niña de 12 años y a esa edad tuve que aprender a vivir así sola y aguantar todo lo que viniera.

Nunca te alejes de mi©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora