¿No vienes?

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La vibra cálida y de algún modo nostálgica del Barrio Caníbal le daba la bienvenida al sonriente Demonio de la Radio, quien acompañaba de chasquidos de ritmo lento a su tarareo de alguna canción, mientras seguía un camino que ya de memoria conocía, bajo el cielo cuyo color asemejaba a su traje clásico, dirigiéndose al emporio de su queridísima amiga, Rosie.

De cierta forma había llegado a extrañar la compañía de la mujer, que aunque es cierto que hace pocas semanas se había reunido con ella, no había tenido la oportunidad de sentarse con ella a charlar. Reirse hasta que la botella de vino, otra de tantas, les dijera con la última gota en su interior a ambos que tal vez ya era hora de largarse, porque el bosque de esas horas tan lejanas del día les pertenecía a las criaturas de la noche; y no por miedo de la oscuridad dejaban su lugar de encuentro, sino por simple tradición, siquiendo aún después de desalojarse de su rincón de matorrales y dos sillas que siempre dejaban allí, y siempre encontraban intactas, un sendero largo de más conversaciones entre risas que concluiría sus temas de esa noche, antes de que cada uno siguiera su propio camino hasta que se volvieran a reunir.

La agraciada demonia parecía conocer al hombre más de lo que él se conocía a sí mismo, pero esto no le molestaba. Ambos tenían tantas cosas en común que sentía que podía otorgarle toda su confianza. Casi toda. La suficiente. Más de lo común ¿Confiaría demasiado en ella? No, le decía muchas cosas pero siempre cuidaba su boca, con ella y con cualquiera. Solo le daba su confianza más que a algunos otros, pero menos que toda, más que a Lucifer, Lucifer...

- ¡Estoy aquí! - Interrumpió sus propios pensamientos, abriendo la puerta del establecimiento de su amiga con una sonrisa, la cual dudó haber mantenido mientras caminaba y contemplaba su posible exceso de confianza con Rosie, pero lo ignoró y continuó llamando a la mujer que aún no había hecho su aparición - ¿Dónde está la soberana más encantadora de esta ciudad?

- ¡Y del infierno entero! - Le respondió enseguida el objetivo de sus llamados, con un tono alegre y apurándose hacia donde estaba él, evidentemente emocionada de su visita. En cuanto el Demonio vió a su amiga, la sonrisa que mostraba se volvió ciertamente más acogedora, sin negarle el abrazo de bienvenida que le había dado la del extravagante sombrero - ¡Qué bueno que vienes! Estaba pensando en qué hacer hoy ya que era un día libre para mí - Lo recibió, con sus manos en los hombros de Alastor y asegurándose de demostrarle con la expresión en su rostro el gusto que tenía por verlo.

- ¿Y eso? - Le respondió con una pregunta el otro, refiriéndose a lo que dijo sobre su día libre mientras le regresaba su cálida expresión, garantizándole que el cariño era mutuo, aún mientras buscaba con la mirada algún reloj a su alrededor que lo ubicara en el tiempo, pues ni siquiera había pensado en qué tanto día tendría por delante antes de salir del hotel; aunque quizá no importará tanto ¿Cierto? Es el maldito infierno, válgame la - Son las once - Lo interrumpió la demonia de ojos oscuros, pero amables, que contrastaban con su pálida piel; recordándole al que llevaba un micrófono que no tenía razones para ocultarle nada, nada que valiera la pena.

- Solo decidí ayer que me tomaría el día de hoy libre, así que cerré temprano y puse carteles avisando que este día no estaría disponible, pero no pensé realmente que haría - Habló mientras los guiaba ambos con una mano delicadamente posicionada en la espalda de Alastor a una mesa que les era bien familiar, sentándolos - Me acosté en la mañana a relajarme, pero solo duré cerca de media hora y ahora estaba buscando en qué invertir mi tiempo de hoy, ¡Y tú estás justo a tiempo! - Le felicitó, guiñándole el ojo mientras lo señalaba, amistosamente - ¿A qué has venido el día de hoy, Alastor? Si es otro favor, me temo que empezaré a creer que soy un simple contacto tuyo - Bromeó por última vez, antes de dar oportunidad a Alastor de hablar.

- ¡Ja, ja! Pero claro que no, lamento haber venido la última vez luego de tanto tiempo solamente para solicitar tu ayuda, esperaba poder compensarlo hoy - Habló mientras cruzaba sus piernas y trazaba el bordado del mantel de la mesa frente a la que se sentaban los dos con los dedos - Yo también tengo el día libre, así que pensé en venir a visitarte y que pudieramos charlar, ponernos al día.

Lucifer x AlastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora