Tenía veinte años cuando me asesinaron.
Era 20 de octubre de 1998. La temperatura no superaba los dos grados, el césped estaba helado, la niebla le nublaba la vista a cualquiera, y había tanta humedad que caían gotas sobre las cabezas de los habitantes de Harfield, a pesar de que la probabilidad de lluvia estaba por debajo del treinta por ciento. No había ni una sola alma en la calle a excepción de mi cadáver y su responsable, quien, a pesar de tener sus manos llenas de mi sangre color carmesí, no dudó en apartarse a sí mismo un mechón de pelo de la cara, dejando caer un río de sangre que bajo desde su frente hasta su mentón.
—¡¿Pero qué has hecho?! —la silueta de una mujer apareció por la puerta trasera de la gasolinera. Tenía una figura esbelta y una estatura media. Además de su figura, la cual intimidaba a cualquiera, era difícil ignorar el cuchillo de 35,4 centímetros que sostenía con seguridad en su mano izquierda.
—No lo sé... Estaba diciendo cosas muy extrañas. Empezó a gritar y a amenazarme con el machete y la cosa se salió de control. —contestó el hombre que se encontraba al lado de mi cadáver, al cual le quedaban menos de 48 horas para que la cadaverina y la putrescina comenzasen a causar el mal olor.
El hombre y la mujer se miraron fijamente a los ojos durante cinco segundos. Cinco mil milisegundos en los que se entendieron perfectamente. No estaban orgullosos de lo que acababan de hacer, no obstante sabían que yo acabaría muriendo de una forma u otra. Si bien no era a manos de la policía, la avaricia y la obsesión me habrían acabado consumiendo.
Aquí es cuando me planteo una interesante cuestión: está bien tener sueños pero... ¿hasta dónde se es capaz de llegar para conseguirlos?

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Érase una vez mi asesinato
Детектив / ТриллерEl 20 de octubre de 1998 se produjo un asesinato en un pequeño pueblo de Oregón. Yvette Hawk, de veintitrés años, lleva la mayor parte de su vida obsesionada con ser reconocida como una de las mejores actrices de Hollywood, por lo que planea grabar...