SCARS |JIYOO|

VII. Sweet, Long Night With Moon

Con aquellas palabras, Jiu sintió como si hubiese vuelto a la vida. Su corazón comenzó a latir realmente rápido y no pudo evitar sonreír ante tal gesto por parte de la menor. Al notar la sonrisa de la chica, Yoohyeon decidió soltarla. Incrédula, no pudo evitar preguntar:

–¿De verdad quieres que me quede, Yoohyeon?

Y para su sorpresa, Yoohyeon asintió tan rápido como pudo. Jiu reacomodó sus cosas y se sentó junto a la menor, quien le sonrió ligeramente como gesto de gratitud. Tomó su celular y comenzó a escribir un mensaje para explicarle a SuA lo que había sucedido. Jiu puso la primera cosa que encontró en la televisión y volteó para vigilar a la menor.

–¿Pasa algo? –preguntó al ver los evidentes nervios que la rubia tenía; sus manos no dejaban de jugar entre sí y el frío sudor ya las estaba haciendo brillar. La menor abrió la boca para hablar, pero la cerró de inmediato y negó con la cabeza– Puedes confiar en mí, Yoohyeon.

–Jiu... yo... –habló, dudando en cada palabra que decía. Jiu acarició la mano de la chica con su pulgar, ayudándola a seguir– no quiero que te ilusiones, ¿sí?

Jiu inclinó la cabeza. Yoohyeon la había devuelto a la vida tan rápido como la había vuelto a matar con aquella confesión. No sabía qué contestar, ¿cómo era posible no hacerse ilusiones? Comenzaba a odiar sólo asentir, y comenzaba a odiar a Yoohyeon por no tenerle confianza, pero no la culparía. Pensó por algunos segundos lo que debía responder, cuidando cada palabra que diría.

–Dudo que no ilusionarme sea posible, Yoohyeon –admitió–. Pero crearé recuerdos contigo, y si algo falla, al menos me quedará eso. –habló honestamente, dedicándole una sonrisa débil.

Y es que siempre le quedaba sólo eso: los recuerdos.

Eso sucedió con Ryujin y SeungYeon. Ambas habían sido una gran experiencia, pero también una pequeña tortura. En especial SeungYeon. SeungYeon se había encargado de moldear a Jiu a su favor. Por mucho tiempo, Jiu se sintió atraída por la joven, pues los primeros días de su pequeña amistad, SeungYeon se dedicó a ser un gran apoyo para la mayor; una segunda mejor amiga. Y cada que ella y Siyeon hablaban al respecto del tema, aún no les quedaba muy claro cómo fue que SeungYeon pasó de ser la dulce e inocente adolescente que habían conocido, a una niña caprichosa, manipuladora e incluso perversa.

Y aún con esa forma de ser, Jiu había caído por ella. Jiu habría dado todo por que SeungYeon le diese una oportunidad. Al final, por su propia seguridad, Siyeon hizo todo lo que pudo por alejarle de aquella situación, Jiu se había enojado tanto con ella, pero después de algunos días de mucho sufrir, se dio cuenta de que era lo mejor para ella.

Pero la manera en la que se sintió por aquella chica no era ni uno en un millón a lo que sentía por Yoohyeon, por obvias razones. Con Yoohyeon fue amor a primera vista y eso lo tenía muy claro. Por Yoohyeon daría la vida.
Había momentos en las horas que pasaron juntas en las que desearía jamás haber mencionado algo al respecto, pues la rubia le hablaba mucho más cuando no tenía idea alguna. Y, aunque extrañaba eso, el saber que tenía una oportunidad de iniciar algo con la chica, hacía que todo valiera la pena. Al caer del todo la noche y hacerse evidente la oscuridad, Jiu sintió la cabeza de la menor añadir peso a su hombro.

–¿Yoohyeon? –preguntó en voz baja.
No hubo respuesta.

Dejó caer un poco su propia cabeza sobre la de la rubia, sintiendo de nuevo su tacto. Acomodó las almohadas, acostó a Yoohyeon y comenzó a arroparla. Rio ante la imagen frente a ella: en esa habitación se estaba haciendo costumbre dormir en camas ajenas. Encendió el flash de su móvil para luego sacar una caja de debajo de su cama, la sacudió un poco y sacó su contenido: una lámpara de noche. Con cuidado, la puso sobre su escritorio, justo al lado de la cama, para así iluminar un poco el rostro de Yoohyeon. Sigilosamente se dirigió al otro lado de la habitación, en el mismo lugar en el que había dormido la noche anterior, se acomodó de manera que pudiera ver el rostro de Yoohyeon al otro lado de la habitación y prosiguió a dormir.