Preso

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Capítulo seis: que clausura

Chaeryeong se encontraba en un bar completamente solo, ebria contándole al barman un poco de su vida mientras se tomaba un tarro de cerveza.

—Yo por amor... hasta bajé al
infierno—sonrió sarcásticamente y tomó del tarro—Eso sí, como subí con dos ángeles pues no me arrepiento de haber bajado—negó con una amplia sonrisa.

—¿Ángeles?—preguntó el hombre frente a ella.

—Mis hijos, pues—aclaró.

Chaeryeong tenía solo dos meses de haber dado a luz a dos bellos mellizos.

—Pero bajar, bajé, eh, bajar... bajé—se tomó el último trago a pulso y soltó un suspiro—Me atrapó fácilmente sin darme cuenta, cuando logré salir me pregunté "¿cómo he llegado hasta aquí, hasta este punto de sentirme mal conmigo misma?"—.

Pagó lo que debía y sin ningún tropezón logró llegar hasta su casa.

Pero a Chaeryeong le dolía todo lo que aún sentía.

Duele, duele, y siempre dolerá.

El mal querer | RyuryeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora