Capítulo nueve

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     Yeosang se miró al espejo al menos unas cien veces esa tarde y se cambió de ropa al menos unas cincuenta veces. Quería verse en extremo bien para su cita con San. Y, claro, ellos antes ya habían salido solos unas cuantas veces, pero no había sido una cita antes. Quería verse y oler maravilloso. Así mismo se lavó los dientes diez veces hasta pensar en que su aliento olía lo suficientemente bien.

     Tomó su celular y se hizo una foto, pensó en mandársela a Wooyoung para preguntarle si le parecía un lindo outfit para una cita, pero no podía hacerlo, aún tenía miedo de lo que sea que fuese a pensar Wooyoung de la situación. Aún así, en su mente llena de pensamientos dispersos necesitaba que alguien le diese el visto bueno.

     Yeosang: ¿Tienes el número de Hongjoong?

     Espero cinco minutos con la vista pegada a la pantalla. Entonces vio el «escribiendo» y su ansiedad aumentó un poco.

     Seonghwa: Oh, claro, yo estoy genial, mil gracias por preguntar.

     Yeosang: Ya, perdón. Que bueno que estés bien, pero te juro que necesito el número de tú novio.

     Seonghwa: No es mi novio aún. ¿Para qué necesitas su número?

     Yeosang: ¡Solo pásamelo!

     Después de un par de preguntas de Seonghwa y respuestas groseras y nerviosas de Yeosang, Seonghwa terminó pasándole el número de Hongjoong. Entonces Yeosang decidió mandarle un mensaje extenso explicando el cómo, cuándo y por qué de haber obtenido su número, además de quién era. Hongjoong entonces, tan amable e increíble como era siempre le ayudó. Se decidió por un suéter rojo con cuello de tortuga y un pantalón de vestir ajustado con varios cintos de cuero que le daban un aspecto más informal.

     Se sentía muy nervioso, pero Hongjoong con unas cuantas palabras terminó por calmarlo.

     —Irá bien, Yeosang. Y sí no va bien, siempre puedes llamarme, tengo auto y puedo ir por ti si es que lo necesitas —dijo Hongjoong por el altavoz del celular.

     —Gracias, Hongjoong. Eres mi salvavidas.

     Hongjoong rió y unos minutos después cortaron la llamada. Ya casi era la hora de la cita. San le había dicho que lo recogería, lo cuál también lo tenía muy nervioso, porque se sentía como una cita real y eso era bastante extraño y emocionante. Se vio al espejo de nuevo un par de veces. Tomó su celular y su billetera y esperó sentado en su cama.

     Poco más de veinte minutos después el timbre sonó y Yeosang bajó las escaleras corriendo. Su madre ya estaba en la puerta cuando él llegó. Aún no hablaba bien con ella desde la última discusión, sabía que debía disculparse, pero también creía que ella debía hacerlo de igual modo. No quería ignorarla ni nada similar, por lo que le dio un beso en la mejilla antes de despedirse, ya anteriormente le había informado que iba a salir por la tarde.

     Salió de la casa junto a San, no lo había visto bien aún, por lo que cuándo alzó la vista y lo vió quedó hipnotizado. Llevaba puesto un pantalón de vestir negro y una camiseta blanca abierta por el cuello. Se veía increíblemente bien, además su cabello estaba peinado hacia atrás, se veía hermoso. Yeosang sintió sus mejillas enrojecer un poco después de ver la sonrisa altanera de San.

     —Te ves bien —dijo algo nervioso.

     San rió alto después de escuchar esas palabras.

     —Tú te ves precioso, Yeosangie —dijo con algo similar a la adoración en su voz.

     Yeosang ocultó una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Feb 27 ⏰

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