Capítulo cuatro

82 12 0
                                    

     Era fin de semana. Durante dos semanas Yeosang le pidió disculpas a Wooyoung, a lo que él, ya harto, solo ponía los ojos en blanco y golpeaba la nuca de Yeosang. Y justo así fue cómo Wooyoung recibió en la mañana a su mejor amigo.

     —¿Podrías dejar de golpearme?

     —¿Podrías dejar de pedir perdón? No hay razón, es culpa de todos, no solo tuya, para.

     Yeosang hizo un puchero, pero asintió tal cómo un perrito regañado. Wooyoung permitió que pasara a su casa y lo guió directamente a su cuarto. Su madre estaba en el hospital, pues tenía turno doble ese día.

     Como cada vez que Yeosang iba a la casa de Wooyoung, se lanzó a la cama de su amigo y olfateó un poco la almohada de Wooyoung. Le gustaba el aroma de Wooyoung, le tranquilizaba. Wooyoung era su lugar seguro, así cómo Yeosang era el lugar seguro de Wooyoung.

     —¿Tenemos tarea?

     —De las clases que tenemos juntos no, de tus otras clases yo que voy a saber —Wooyoung se sentó sobre su escritorio y se puso a garabatear sobre uno de sus cuadernos de dibujo.

     Yeosang pensó y pensó. Quería hablar de algo en específico con Wooyoung. Siempre confiaron el uno en el otro, pero sentía que Wooyoung escondía algo, un pequeño secreto que tenía que ver con un chico en específico. No era poco común que Yeosang apareciera en la casa de Wooyoung sin avisar, casi siempre no había una razón, solo estar juntos durante el día. A veces Yeosang solo llegaba, dormía y Wooyoung lo levantaba para que comiera. Era una rutina linda, pero en ese momento Yeosang sí quería hablar.

     Yeosang había notado durante esas dos semanas que Jongho observaba más de la cuenta a Wooyoung, por los pasillos, o en el patio si Wooyoung se encontraba cerca. También notó que Wooyoung prestaba más atención si él o San mencionaban al menor, así cómo notó que muchos días de esas dos semanas Jongho iba a la cafetería en la que trabajaba su amigo y Wooyoung sonreía de una forma natural al verle.

     No era un secreto para él que Wooyoung era bisexual, así cómo no era un secreto para nadie que él era gay y que San era pansexual. Tenía una inmensa curiosidad acerca de qué podría pasar entre su mejor amigo y Jongho.

     —Woonie...

     Wooyoung volteó y al ver a Yeosang jugar con sus dedos sonrió enternecido. Yeosang era la persona más pura y tierna según Wooyoung, era alguien muy despistado, pero muy leal y hermoso. Yeosang era precioso y Wooyoung sabía y amaba eso de él.

     —Dispara.

     —¿Conoces a Jongho?

     Wooyoung ladeó la cabeza y frunció el ceño.

     —Creo... —dudó—, ¿por qué?

     Yeosang infló sus mejillas y luego soltó el aire.

     —¿Te gusta?

     Wooyoung se quedó en shock por unos segundos. Acentuó su ceño fruncido y luego parpadeó, desconcertado.

     —¿Qué? No.

     Wooyoung rascó su nuca y volteó su vista hacia sus dibujos. No le gustó la pregunta. Porque no, a Wooyoung no le gustaba Jongho, pero le generaba una inmensa curiosidad. El menor era muy lindo con él y le caía muy bien, pero no le interesaba tener ninguna relación romántica, no en ese momento, quizás nunca.

     —¿Seguro? Mira, que yo no juzgo. Es guapo y todo, incluso podría ser mi tipo —comenzó a balbucear—, pero pues no me gusta. Es solo que parecen haberse acercado un poquito —hizo una seña con sus dedos pulgar e índice casi juntándolos—, y pues me da mucha curiosidad porque nunca te acercas a nadie.

Más que amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora