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OTRO DÍA DE FILMACIÓN HABÍA ACABADO, Micaela esperaba paciente a los chicos en el camerino mientras miraba su celular.

—Eu, bonita.—aparecio Pipe con una sonrisa, Micaela le sonrió embobada por el apodo.—Hoy vi que acá cerca hay un café swiftie, así que estaba pensando en ir con vos.

—¿En serio?—Mica lo observo con emoción, después de unos segundos noto una pequeña mancha roja en la nariz de el chico.—¿Que te paso en la nariz?

—Me ha sangrado, son cosas que pasan.—contesto restándole importancia al asunto.

Ella saco un algodón de su cartera, agradecía llevar sus maquillajes por todos lados.

—Veni, dale.—le indico sentarse en una silla mientras mojaba el algodón.

Él le hizo caso y se sentó, Micaela se acerco más a él con la intención de quitar el resto de sangre seca que quedaba en su rostro, él mantuvo su vista en ella haciendo que la pobre chica se sintiera nerviosa por la mirada azul de Feli, el chico sonrió cuando noto el nerviosismo de ella.

—¿Que pasa, te pongo nerviosa?

—Nada que ver.—murmuro, mentía. Ni siquiera podía levantar su mirada por vergüenza.

—¿En serio?¿Entonces, por qué te tiemblan las manos tanto?

Suspiro sabiendo que nada de lo que diga Feli lo creería, detestaba un poco que él supiera reconocer cuando ella estaba nerviosa.

—Bue, deja de joder y quédate quieto.—contestó arrugando su frente, siguió con su labor hasta sentir el toque de Feli en su frente.

—Sos re linda, incluso cuando arrugas tu frente toda enojada.

Y ahí estaba devuelta, Feli tirando chamuyos y ella intentando no morir de un paro cardíaco, aunque Micaela no fuera tan vergonzosa de decir lo que sentía tampoco andaba tirando palos así porque tampoco le daba tanto el cuero, sin embargo Pipe no mostraba vergüenza alguna de hacer sonrojar a la castaña.

—Deja de decir boludeces.

—No es ninguna boludez lo que digo.—sus ojos celestes se mantuvieron en ella apesar de que ella evitara su mirada.—Dale, mírame por fa.

—No.—se nego.—Ya sabes que me pones nerviosa, tonto. Además te reís después.

—No me voy a reír, dale mírame.

La castaña suspiro y se animó a mirarlo a los ojos. Estaba re jodida, cada día se perdía más en el azul de esos ojos.

—¿Feliz?

—Como no tenés idea.—sonrió, su cuerpo se acercó más a él de ella, últimamente él se moría por besarla todo el tiempo.

La puerta del camerino se abrió abruptamente, Juani entro con su celular grabando y una sonrisa acompañado su rostro.

—Acá tenemos a mis papás, saluden.

Ellos rieron mientras saludaban a la cámara y Juani volvía a salir comenzando a grabar todo a su alrededor.

—¿Pero, si querés venir conmigo al café de la rubia, no?

—Obvio.—acepto, alejo el algodón de su nariz una vez que terminó, intento alejarse ella también pero Pipe antes tiro de ella para darle un pico en los labios.

—No se les caen los labios de pedo a ustedes dos.—se burló Diego entrando al lugar con los demás.

—Re pollerudo andamos.—Matías se unió.

—Dejalo de molestar—Laín apareció.—Sin mí.

—Bue, ya cortenla los dos, dejen a la pareja en paz.—Francisco reto a Matías y Agustín que suspiraron y fueron a cambiarse el vestuario.—Igual si, dejen un poco para después ustedes.

Ambos ya rojos decidieron alejarse un poco más, Pipe le agradeció murmurando y se fue a cambiar la ropa que llevaba puesta.

—¿Y ustedes, ya son novios?—pregunto el rubio con alma chusma de doña.—Conta, dale gor.

—No somos novios.

—Pero se besan.

—Si.

—Y se re gustan.

—También.—asintió, Francisco la miro con entenderla.—Es que, Fran a mí todavía me da miedo ponerme de novia con alguien, estamos yendo a nuestro paso porque tampoco quiero que él se sienta presionado, las cosas van a su tiempo, tenemos un montón de tiempo de sobra para conocernos mejor sin apuros.

—Bien, tenés razón gor, mejor conocerse bien y además ya van saliendo, ustedes igual harían re linda pareja.

—¿Vos crees?

—Obvio.—se unieron Pardella, Vogrincic y Veggezi ya que escucharon todo atentos.

Ella rió media avergonzada, a veces olvidaba que había oído por todas partes.


































































































Micaela termino de arreglar su cabello y su ropa, esa misma tarde saldrían con Pipe a merendar a una cafetería swiftie, le emocionaba ir a un lugar con aquella temática y ahora más acompañada de aquel castaño.

Él la espero en su puerta con una sonrisa, cada día quedaba más flechazo por la belleza de ella.

—Creo que no me voy a cansar de repetirte lo hermosa que sos.

Ella le sonrió casi sintiendo que su corazón se derretía. Los ojos de Pipe la miraban con intensidad y un brillo especial, el corazón del pobre muchacho estaba latiendo con fuerza al verla sonreír.

—Y yo no me voy a cansar de decir que sos un divino, sos un ángel literalmente.

Él sonrió intentando no demostrar lo nervioso que estaba, estiró su mano hacia ella esperando a que la tomara con cierta emoción, cuando lo hizo ambos corazones latieron con fuerza a medida que avanzaban por su camino.

Ese día quedaría en la memoria de los dos, ambos charlando y sus miradas cómplices llena de amor que aún no sé atrevían a admitir en voz alta, sentían tanta adrenalina juntos que ciertamente los asustaba, les asustaba tanto sentir todo por primera vez, si bien algunas veces esas emociones se experimentan en la adolescencia pero para ellos fue distinto, cómo si se hubieran esperado para sentir aquello juntos.

Micaela nunca pensó que en un simple viaje con su amigo terminaría conociendo a la persona que comenzaría a dar vueltas su cabeza y robaría sus suspiros, tan solo era un viaje para despejarse de todo, pero ahí estaba con un chico que oía todas sus locuras y le tiraba piropos que la volvían completamente loca.

Felipe estaba igual, en un comienzo su atención estaba en filmar la película, solo enfocado en hacer un gran trabajo sin saber que comenzaría a sentir algo por la chica fanática de una cantante con apellido de paty, su versión chiquito estaría emocionado de haber encontrado a alguien que hiciera que su corazón saltará de alegría e intensidad.

𝗜𝗡𝗩𝗜𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 𝗦𝗧𝗥𝗜𝗡𝗚, felipe otañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora