24

884 76 16
                                    

MICAELA SALIO DEL ESTUDIO completamente agotada, apenas llego de regreso a Buenos Aires comenzó con sus ensayos ya que tenía varias propuestas de trabajos en los cuales participaría. Su celular sonó desviando su atención, ni siquiera miro la pantalla antes de atender.

—¿Hola?

—Hola reina de mi corazón.—se escucho a Fran desde la línea.

—Hola Francito, tanto tiempo.—sonrió Micaela.—¿Cómo va todo?¿Cómo están?

—Acá...—pausó.—Estamos terminando las grabaciones.

—Pero me venís diciendo eso desde hace 1 mes y medio corazón, no terminan más.

—Bueno, es todo un tema, todavía nos falta.—dijo el rubio, su voz sonaba rara.—¿Y vos como andas?¿Cómo te va con eso del baile?

—Recién salgo del estudio, muertisima del cansancio ando.

Siguió su conversación con Francisco hasta llegar a su auto, en toda la llamada no se había animado a preguntar por Felipe, no había hablado con él desde hace unas semanas, el primer mes cuando llego a Buenos Aires no se despegaban del celular, hablaban todos los días con normalidad alguna hasta que fueron disminuyendo las llamadas.

Y no iba a mentir, eso comenzó a deprimirla un poco pero Diego le estuvo aconsejando que no se hiciera ideas, que capaz estaba ocupado en terminar las filmaciones para volver cuanto antes. Mientras tanto seguía teniendo comunicación con Blas, Juani, Matías y Esteban, ninguno mencionaba a Pipe.

—Reina, ya tengo que cortar porque me matan acá, te dejo.—habló Fran.—Hablamos mañana y me contas todo.

«¿Contar que?»

Pensó Micaela confundida y antes de poder decir algo, Francisco finalizó la llamada. Rarísimo, algo andaba ocultando Fran y esperaba que no fuera nada malo, desde el tono de su voz hasta cortar tan rápido la llamada le hacía sospechar algo pero no quería darle tanta importancia, capaz Diego tenía razón y estaban de acá a allá para poder terminar las filmaciones y volver cuánto antes.

Lo mejor que podía hacer era no pensar tanto sobre eso, entre más pensara más lastimada acababa. Su peor pensamiento era pensar que Feli ya se había cansado de las llamadas y los "te amo" a larga distancia, y lo entendía, de ser ese el caso, él no tendría la culpa, pero realmente deseaba tanto que Pipe estuviera bien y que solamente fuera el estar ocupado con las filmaciones.

























































































































Salió del auto y camino hasta su departamento, tenía planeado pegarse una ducha larguísima, comer y acostarse a dormir para evitar cualquier pensamiento intrusivo que pudiera interrumpir su noche.

Giro la llave y abrió la puerta, soltó un suspiro lleno de cansancio, las luces se prendieron por si solas alertando a la chica, agarró del costado de su puerta su paraguas y lo alzó en modo de defensa.
Comenzó a rezar 5 ave Maria mientras avanzaba, el corazón ya casi estaba a nada de salirse de su pecho, no vio a nadie, todo estaba impecable y en su lugar así que poco a poco fue bajando el paraguas.

—Que cagazo me pegue...—suspiro la chica aliviada. Y entonces unas manos se posaron sobre sus caderas haciendo que pegará un salto asustada.

Rápidamente cerro el puño de su mano y se dio vuelta dando un golpe al aire, sintió la piel de su mano chocarse fuertemente con un rostro y luego oír un quejido.

—La re puta madre...—agarro el paraguas devuelta y cuando iba a dar otro golpe con esté miro a quien estaba en el piso.—¿Feli...?

—Si, soy yo.—se escucho temblorosamente.

El chico de levantó del suelo tocando su rostro. No tuvo tiempo de reaccionar antes de que la chica se le lanzara a abrazar, él en un segundo correspondió su abrazo con una sonrisa.

—Te extrañe.—confesó la chica aferrándose a él, hasta que recordó las llamadas y el susto que casi la mata.—¿Sos tarado nene? Casi me matas del susto, te  re falla boludo.

Él se rió y comenzó a besarle la cara con alegría, la había extrañado muchísimo y bueno, no pensaba que lo primero que recibiría de ella fuese una piña en medio de la cara, pero bueno, también entendía su reacción agresiva por el susto.

—Te extrañe, te extrañe una banda.—confesó el chico apartándose un poco de su rostro mientras sonría.—Perdoname mi vida, fue una sorpresa que, bueno, se ve que no la pensé muy bien—rió.—Y perdoname mil veces más por no llamarte.

—Deja, eso ya no me importa, ya estás acá vos.

—Pero a mi si, perdón.—repitió Pipe.—Los chicos casi me afanan el celular para que no te llamara y así todo fuera sorpresa, perdón si te preocupaste o si pensaste otra cosa.

Pipe sabía muy bien que Mica era una persona que sobre pensaba mucho, y la comprendía perfectamente, si ella hubiera dejado de llamar de un día a otro, él estaría llorando por los rincones posiblemente, y no, no tenía vergüenza alguna de admitir que lloraría.

Eso alivio a Micaela, todas las malas ideas que se había echo se terminaron de esfumar. Sonrió aliviada.

—¿Cómo entraste?—preguntó después de un rato, él no tenía llave y mucho menos su dirección.

—Diego.

—Con razón.—por eso él trataba de tranquilizarla a lo máximo cuando su mente comenzaba a abrumarla.—Pensé que estaban terminando las grabaciones.

—Bueno, Fran sabe actuar muy bien, por algo es actor.—le sonrió.

Si que era una gran sorpresa, eso explicaba el "me contas todo mañana". Abrazo una vez más al chico y volvieron a besarse.
Habían extrañado tanto los besos, las caricias y los abrazos.
Ambos corazones latían con fuerza, los sentimientos se sentían a flor de piel como si nunca se hubieran separado, a pesar de estar unos cuantos meses separados sus corazones seguían completamente enamorados. Nada había cambiado, la distancia jamás podría romper ni disminuir sus sentimientos.

Después de unos minutos pidieron algo para comer y se sentaron en el sillón, comenzaron a hablar sobre todo lo que habían pasado, sus voces y risas resonaban en el departamento. Y terminaron en la noche dormidos, completamente agotados pero tan felices y eufóricos, jamás podrían olvidar aquel sentimiento fuerte que les producía estar juntos.
Después de todo, nada podía separarlos, nada. Elegían creer que estaban destinados a estar juntos, quizás si estaban unidos por un hilo invisible, era algo lindo pensar en ello.

—Te amo tanto, Mica.—le recordó tantas veces como le fuera posible mientras besaba su rostro.

—Yo también Pipe, te amo una banda.

Se sentía tan hermoso poder decirlo en persona, ya no querían volver a tener que pasar noches hablando tras una línea, ahora estaban juntos, era lo único que les importaba y estaban seguros de que nada podría separarlos.








All along there was some
Invisible string
Tying you to me?

𝗜𝗡𝗩𝗜𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 𝗦𝗧𝗥𝗜𝗡𝗚, felipe otañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora