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A paso lento Gigi anduvo entre la arbolada por un buen rato, queriendo concentrarse en la cacería pero era lo que menos hacía. Su mente divagaba en las actitudes sospechosas de sus compañeras y en las ganas que tenía de obligarlas a hablar.

Pero no se sentía capaz. Eran sus amigas, más que sus compañeras, se trataba de su familia. Mas había algo que le demandaba olvidar sus sentimientos y enfrentarlas.

—La debilucha líder élite. –escucha delante de ella.

Por fin sus ojos hacen contacto visual. Después de mucho tiempo estaban frente a frente. Gigi lo miró con rencor.

—Lo sabía –susurró dando un paso más hacia el vampiro que disimulaba en escándalo que estaba haciendo su corazón–. Entonces lo que mis compañeras están ocultando es...

—A nosotros. Sí –se cruza de brazos con un fingido pesar–. Desde que partieron estamos detrás de ustedes, ellas lo sabían y te lo han ocultado todo este tiempo.

Los ojos de Gigi se abrieron hasta más no poder. Estaba enojada, dolida. Su equipo le mentía descaradamente y actuaban como si no estuvieran cometiendo un pecado.

No quería creerlo. Debía haber un error, pensó.

—¿Qué están tramando? –demandó con voz temblorosa por el mar de emociones negativas–. Les exijo que se detengan. Tal vez pudieron engañar a mis amigas pero a mí jamás lograrán enredarme en su artimañas. Los mataré a todos con mis propias manos por meterse con los sentimientos...

—¿De qué demonios hablas? –espeta cortando el vómito de palabras de Gigi–. Tus compañeras se están relacionando POR VOLUNTAD PROPIA con mis hermanos. Mucho más allá de lo normal. ¿En serio nos estás amenazando?

Gigi permanece en silencio por un segundo e intenta responder pero no sale nada. Jake sonríe siniestro.

—¿Tanto te cuesta creer que te traicionaron? –se inclina a la altura de su rostro y hace un puchero–. Lamento que te hayas enterado de esta manera, cariño... pero es así. Tus amigas son unas zorras, ¿cierto?

—No les digas así –chirrió apretando los dientes–. No importa si es así no permitiré que jueguen con mis amigas de esa forma.

—Pues lamento destruir la imagen de monstruos que tienes de nosotros, linda, pero ellos no están jugando con esas cazadoras.

—¿Qué? –su rostro se paralizó en una mueca de confusión, haciendo reír al príncipe.

  Jake abrió la boca para explicarse pero se detuvo al oír algo no muy lejos de donde se encontraban. Gigi notó la actitud alerta del chico, a lo que ella también agudiza sus sentidos y lo nota.

—¿Esos son...?

—Licántropos.

—No puede ser. Las chicas.

Sin más se vuelve sobre sus pasos a toda velocidad, a dónde se supone están sus compañeras esperándolas. Al llegar allí se encuentra con una escena aterradora y fascinante al mismo tiempo.

Lobos enormes que pasaban de los dos metros luchaban contra las chicas. Y por supuesto, no sé luchaban solas. Junto a ellas peleaban los príncipes, evitando los ataques que iban directo ellas.

Gigi estaba en shock.

—¡Gigi! –escucha que Edith le grita, sacándola de su estupor.

Un enorme lobo castaño se le abalanzó pero antes de que llegase a tocarla Jake se interpuso y lo tomó de cuello. A comparación con el príncipe el lobo le sobrepasaba en peso y tamaño, pero aún así él lo detuvo y lo lanzó lejos.

Luces y Sombras - (ENHYPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora