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¡Booh! He vuelto, chicos T_T Lamento la eterna espera, tuve un monumental bloqueo creativo y divagué por más de 3 meses... en fin, he vuelto y espero que este capítulo les guste. Disculpen lo corto y la mala ortografía. Gracias a mis lectoras fieles que tienen mi número de whatsapp y me atosigan todo el tiempo pude desbloquearme un poquito. ¡Nos leemos luego!

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Capitulo 23

 Un jadeo agudo escapó de los labios de Daphne y sus mejillas se tiñeron de rojo avergonzada. Heeseung volvió a tomar sus manos y las extendió con palma abajo, entonces volvió a propinarle un azote, provocando otra queja.

—Duele...

—Lástima –susurró acercando sus rostros–. Fue tu idea.

Volvió azotarle y la chica soltó otro gemido de dolor, sus ojos llenándose de pequeñas lágrimas. El príncipe sobó con cariño la zona enrojecida, robándole un suspiro tembloroso a Daphne.

—Quiero hacerlo yo. –protestó suplicante.

—Cuando logres esquivarme podrás hacerlo tu. –rió Heeseung y ella hizo un mojin.

Determinada extendió sus manos, palma abajo, y Heeseung las coloco debajo de las suyas palma arriba. No quería amagar, pero estaba tan nerviosa que no podía evitarlo, y de tanto pensarlo no se dio cuenta cuando Heeseung ya le había palmeado las manos.

—¡¡Agh!! –soltó en frustración y Heeseung se carcajeó–. De nuevo. Vamos. Esta vez si lo esquivo, ya verás.

En eso que van a comenzar otra ronda el piso comienza a temblar. Aquello duró solo unos treinta segundos, y en el momento que se acaba Heeseung buscó a sus hermanos con la mirada.

—¿Qué fue eso? –cuestionó Daphne al aire.

Heeseung sabía muy bien quién había ocasionado ese temblor. Era Sunoo, y solo ese pequeño sismo era una señal de que apenas se estaba molestando. Dejando a la cazadora en su sitio corrió en busca de su hermano pequeño.

Los licántropos alrededor murmuraban asustados, pensando que se trataba de un evento inesperado de la naturaleza, lo cual no era cierto. Gis dirigió su mirada atónita hacia el vampiro. ¿Había sido él?

—Príncipe Sunoo...

—¿Que mierda has hecho? –interrumpió Beomgyu a la chica, poniéndose alerta; volvió a jalar de Gis y la posicionó detrás de él.

Los ojos de Sunoo se tintaron de un rojo resplandeciente, su respiración se volvió errática y su mirada expresaba mucha rabia.

Quería calmarse, intentaba contenerse, no quería arruinar nada. Pero las cosas no podían ser como deseaba.

—Piérdete. –gruñó Sunoo con una voz irreconocible.

—¡Estás en mis territorios, maldito chupasangre! –Beomgyu hizo para tomarlo del hombro pero no llegó ni a rozarlo.

Sunoo lo sujetó del brazo a una velocidad abismal y lo giró con una maniobra rompiéndolo. El grito de Beomgyu llamó la atención de todos.

Lentamente se inca al lado del lobo, y tomándolo de los cabellos con una voz más profunda le dice:

Toda la tierra es mi territorio. –entonces con una fuerza descomunal estampa el rostro de Beomgyu contra el suelo, creando un cráter enorme.

Gis mira alarmada el panorama, la gente acercándose, el cuerpo inmóvil de aquel chico, su cabeza toda destrozada y al vampiro que parecía estar fuera de sí. La escena se tornó más turbia cuando Sunoo, sin miramiento alguno, abrió el torso del muchacho y empezó a comerse sus órganos.

Luces y Sombras - (ENHYPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora