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Los vampiros son una raza muy antigua que ha estado sobre la tierra desde el principio de los tiempos. Dicen que son simientes de la serpiente que sedujo a Eva, y por tal razón su belleza hipnotizarte y atrayente. Otros dicen que nacieron de un romance entre un demonio y un ángel, pero la verdad es que nadie conoce el origen ni los secretos de estos seres.

Lo único que se conoce es que son sensibles a la luz solar pero no les mata, solo les aparece un irritable sarpullido en su pálida piel.

Pueden alimentarse con cualquier comida pero estaba debe de llevar sangre humana o animal para nutrirse correctamente.

Pueden convertir a un humano en su alimento, en su esclavo o en uno de ellos. En caso de ser convertido, la persona que es mordida debe beber la sangre del vampiro para luego su vida ser arrebatada.

Y ningún arma forjada por manos humanas pueden asesinarlos, solo las armas de luz logran destruir a un vampiro. Ni una estaca al corazón funciona contra ellos, ya que en sí este órgano deja de latir cuando se les convierte en vampiro.

Lo que no sabían del corazón vampírico era que, por alguna razón extraña y perturbadora, podía latir.

-¿Sunghoon?

El joven príncipe cerró de golpe aquel libro de la pila que ha estado escudriñando por horas, buscando una respuesta a lo que experimentó en el palacio de los cazadores aquella noche. Hasta que el príncipe Sunoo le llamó.

-¿Qué quieres ahora? Dije que estaba ocupado. -gruñó sintiéndose agobiado por toda la situación.

-Perdona por molestar, pero padre nos convocó a todos en la sala del trono para darnos el anuncio.

-Ah, sí. El egocéntrico de Jungwon será ahora el rey -resopló frotándose las sienes-. Qué asco de vida, y tan solo tengo ciento diecinueve años.

-Vamos, hermano -suspiró derrotado el menor-. Por la paz de la raza y la familia, apoyemos a nuestro hermano.

-Quizá la raza consiga la paz al fin, sin cazadores, pero la familia jamás lo hará con Jungwon al mando.

-Entonces solo por la paz de la raza -sonrió divertido Sunoo mostrando sus colmillos y miró por curiosidad las portadas del montón de libros que tenía Sunghoon-. ¿Estás leyendo

libros sobre nosotros? ¿Desde cuándo lees historia de los vampiros? Más bien, ¿desde cuando lees?

-Nada que te importe -se levantó bufando y empujó al otro consigo-, vamos al salón del trono.

-No, espera, hermano -se resistió frenando al otro que estaba por molestarse-. Has estado bien raro desde que atacamos el castillo de los cazadores. Y no soy el único en notarlo, Heeseung y Niki también lo mencionaron. ¿Qué mosco te picó?

-Está bien, te lo diré. -resopló desesperado, desordenando sus cabellos.

-Mierda ¿Tan grave es que ya me contarás? -murmuró el menor más para sí mismo.

-En el momento del ataque me ocurrió una... cosa extraña y molesta. No me ha dejado descansar un carajo. Solo da vueltas y vueltas y vueltas y vueltas en mi cabeza. Es como un puto parasito que está allí jodiendo y solo quiero...

-Al punto, Hoon. -exigió Sunoo confundido con las palabrerías del lunático delante de él.

-Mi corazón ha latido -confesó con una expresión desquiciada y Sunoo frunció el ceño con extrañeza.

-¿Como a los humanos? -inquirió y la respuesta fue un asentimiento.

-Estaba perfecto, genial, cuando de pronto... -llevó una mano a su pecho y Sunoo por inercia tocó el mismo lugar que él, intentando sentir algo.

Luces y Sombras - (ENHYPEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora