Cuando Zoe se tiene que cambiar de escuela y club debido a su mudanza de casa, protesta. Sin embargo, al conocer un poco mas a las personas que acuden al Monumental y a un chico de linda sonrisa, cambia rápidamente de opinión.
Volví a dirigir mi mirada a la cancha y quede muy sorprendida cuando identifiqué al chico con el que había chocado en el gimnasio. No lo podía dejar de mirar y, seguro que sintió mi mirada, porque el también giro su cabeza para mirarme.
Mire a otro lado por inercia y me puse un mechón de pelo detrás de mi oreja derecha. Me había puesto nerviosa.
Ian y Fer volvieron y se sentaron al lado mío. Ian le simulo tirar besos a Matias haciendo que todos riéramos. ―Vamos mas cerca― propuso. Todos agarramos nuestras cosas y nos sentamos en el limite de la cancha.
Con Fer estábamos mas adelante. Había comenzado refrescar por lo que ella se puso la campera de Ian y yo una que había traído en el bolso.
―Chicas. Quietas ahí― aviso Ian e inmediatamente nos quedamos como estatuas. ―Perfecto.
Nos giramos y lo vimos con su celular. El teléfono de la morocha y el mio vibro a la vez.
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@_Iansuarez
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―Vos siempre con una excusa para sacarle fotos a Fer eh― dijo bromeando Juli, recibiendo una mala mirada de la chica.
El entrenamiento duro 3 horas y media. Al final habían jugado un partido donde Matias y el chico misterioso habían metido un doblete cada uno. Mis compañeros celebraron los goles de nuestro amigo como si fuese el penal de Montiel.
Mientras esperábamos a Matias, caminábamos por la cancha, tratando de sacarnos el aburrimiento. Ian, Fernanda y Micaela jugaban a la macha y corrían desaforados.
―Son re copados todos.― admití. Ella me sonrió.
―Vos también nena. Mira, te voy a ser sincera. Cuando te vi bajar del autazo de tu mama, dije: "Ah no, esta re creída mal" y al final no. Sos re copada y humilde.
―¿Vos decís?
―Hasta donde te conozco, si.
―¡Ey!
El grito de Matias nos hizo mirarlo. Ya había salido del vestuario junto a sus compañeros. Todos caminamos hacia el.
―¿Y? ¿Qué te pareció? Yo juego futbol champagne ¿Viste?― me dijo jugando, yo sonreí.
―Si boludo. No se porque no te llamo Argentina todavía― dije siguiéndole el juego.
Nos estábamos a punto de ir cuando varios chicos nos alcanzaron. ―Amigo, ¿Te sumas a la joda del sábado?
