Episodio Dos

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El sol salió hace unas horas.

Gina está sentada con los brazos cruzados en el sofá de la sala, mira fijamente a Brandom tomar de pico una botella de agua entera. Está ojeroso, durmió en el sofá luego del "accidente" de la noche pasada.

—¿Puedes al menos tomar el agua como una persona normal? —dice Gina alzando las cejas.

—¿Eh?

—Y deja de decir "eh" "eh" todo el tiempo con esa mirada de no saber ni dónde estás parado. 

...

—¿Eh?

—¡¡Pon el agua en un vaso antes de tomarlo!!

Brandom se cubre el rostro aterrorizado por el carácter de su prima y sale corriendo a la cocina a traer un vaso. Pero se detiene al escuchar el ruido del teléfono. 

—¿Hola? —dice al contestar.

—¿Hijo? ¿Me escuchas? —pregunta su mamá desde el otro lado de la llamada. Se escucha de fondo un música a todo volumen que delata de que está en una especie de fiesta. 

—¿Mamá? ¿Dónde están? Gina está aquí. 

—Sí lo sabemos, estoy con tu papá y sus padres en las Bahamas. Te iba a decir, pero... bueno te lo estoy diciendo ahora. Dejé dinero en tu cuenta para que se cuiden este verano. Te llamaré a penas volvamos, solo cuídala por mientras. 

—Mamá no puedo cuidar de Gina, tengo responsabilidades, como... la universidad.

—Dale un dulce y ponle la televisión, hijo. Es lo que hice contigo. —responde su mamá.

—¡Mamá! ¡Gina ya tiene dieciséis años! No es normal que la dejen conmigo así, qué dirán los vecinos. —dice Brandom susurrando detrás de la pared para que Gina no lo escuche.

—Ay cómo crecen tan rápido ¿no? Bueno entonces será más fácil cuidarla. Te tengo que cortar hijo, tenemos una visita en bote. ¡Los queremos! ¡Cuídense! 

—¡Mamá! 

Pero la mamá de Brandom ya ha cortado la llamada.

***

—¿Al menos dijeron cuándo volverían? —pregunta Gina unos minutos después, mientras levanta el brazo desde el sofá, como si quisiera tomar algo invisible del aire.  

Brandom niega con la cabeza y la quedo mirando sin saber por qué hace ese gesto.

—Vaso. —dice Gina en forma de orden.

Brandom suspira y le sirve un vaso con agua a su prima.

—Al parecer por ahora vamos a tener que vivir juntos. Así que tenemos que poner algunas reglas. —dice Brandom caminando por la sala.

Gina lo mira con una ceja levantada mientras bebe, luego se limpia los labios con el dorso de la mano antes de hablar.

—¿Cuáles? —pregunta Gina.

—Primero que nada, soy mayor que tú por dos años así que tienes que obedecerme. 

Gina sonríe de forma burlona. 

—Jamás. —responde volviendo a tomar un sorbo de agua. 

—Acepta que lo harás, no puedes salir de la casa sin dinero y nuestros padres depositaron todo en mi cuenta. 

Gina gira los ojos y lanza un bufido.

—Bueno, como sea.

—Segundo, dormirás en el cuarto de mis padres. —dice Brandom.

—No, ese cuarto huele a viejo. 

—¿Eh? Qué dices. Es solo un cuarto.

—Si es solo un cuarto entonces tú duerme allí. —dice Gina volviendo a cruzar sus brazos.

Brandom se da cuenta de que pelear con Gina por eso es una perdida de tiempo.

—Bueno, está bien, puedes quedarte con mi cuarto. Me da igual. La cama de mis padres es más grande. 

Gina alza los hombros.

—Y tercero y último. No puedes ir por la casa con esa ropa. 

—¿De qué hablas?

Gina se mira cómo va vestida. Lleva puesto un short muy corto y un polo de tiras sin sostén por detrás. Brandom ha intentado todo ese tiempo no mirarla mucho, pues puede ver sus bragas desde casi cualquier ángulo. El short no deja nada a la imaginación. 

Gina se da cuenta de su mirada y cruza sus piernas rápidamente.

—¡Asco! ¡Eres mi primo! No deberías...  ¡Enfermo!

Gina se pone de pie enfurecida y camina hacia las escaleras. 

—¡Eh! ¿A dónde vas? 

—¡Voy a ir a ponerme todos los abrigos de esta casa! 

Brandom la escucha caminar a su cuarto y cerrar la puerta de golpe. No pudo decirle que lo decía porque a veces venían visitas a su casa y sus amigos eran unos tontos a veces. 

—No soy un enfermo. —se dice Brandom así mismo, enojado.

El timbre de la casa suena de repente. 

«¿Visitas a esta hora?» se pregunta Brandom mientras se acerca a la puerta y la abre. 

En la entrada hay cuatro amigos de su preparatoria esperándolo con cervezas en las manos.  Uno de ellos es Rita, la chica con la que lleva años queriendo declararse. 

—¡Feliz cumpleaños parte dos! —dice Rita. Mientras el resto comienzan a hablar entre bromas.

Brandom sonríe al verlos, sobre todo a Rita, pero su expresión cambia de inmediato a terror cuando escucha a Gina detrás suyo.

Brandom voltea rápidamente.

—Ho-hola... —dice Gina con los ojos muy abiertos por la sorpresa de ver que su primo no está solo.

Al girarse, Brandom se encuentra con la imagen de Gina en un bikini rosado.

« ¡Se puso eso solo para molestarme!» piensa Brandom mientras siente sus mejillas ruborizarse de inmediato.

Brandom se ha quedado sin palabras, al igual que sus amigos.

Solo somos primos ¿Cierto? - 1 TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora