CAPITULO 1

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ENCUENTRO

Liliana miró el reloj y suspiró. Faltaban diez minutos para que terminara su turno, y estaba deseando salir de allí. No es que no le gustara su trabajo, al contrario. Le encantaba atender a los clientes, servirles la comida, charlar con ellos y recibir sus propinas. Le gustaba el ambiente del restaurante, la música, los colores, los aromas. Le gustaba su jefe, Raj, un hombre bondadoso y generoso que la trataba como a una hija. Le gustaba su compañera, Sonia, una chica divertida y simpática que se había convertido en su mejor amiga. Pero sobre todo, le gustaba la comida. La comida india era su pasión, su orgullo, su conexión con sus raíces.

Liliana era de ascendencia india, aunque había nacido y crecido en Colombia. Su padre era un inmigrante indio que había llegado al país en busca de oportunidades. Se había casado con una mujer colombiana, y habían tenido a Liliana.

 Pero cuando Liliana tenía solo cinco años, su padre murió en un accidente de tráfico. Su madre se volvió a casar con un hombre que resultó ser un maltratador. Liliana sufrió años de abusos y golpes, hasta que un día, harta de tanto sufrimiento, decidió escapar de su casa. Se refugió con su abuela paterna, una anciana que vivía en una pequeña ciudad.

 Su abuela le enseñó las tradiciones y la cultura de su país de origen, y le transmitió el amor por la comida india. Liliana aprendió a cocinar con ella, y descubrió que tenía un talento natural para los sabores y las especias.

Cuando cumplió dieciocho años, Liliana se mudó a la capital, buscando un futuro mejor. Consiguió un trabajo como camarera en el Taj Mahal, un restaurante indio propiedad de Raj, un amigo de su abuela. Allí conoció a Sonia, otra camarera que se convirtió en su confidente y su cómplice.

 Liliana se adaptó bien a su nueva vida, y se sentía feliz y agradecida. Pero también se sentía sola y vacía. Le faltaba algo, o alguien, que llenara su corazón. Liliana soñaba con encontrar el amor, pero no tenía suerte. Los hombres que conocía solo querían una aventura, o la trataban mal, o la engañaban. Liliana se resignaba a pensar que el amor no era para ella, que quizás no se lo merecía.

Pero todo cambió el día que conoció a Carlos y Ares.

Eran dos hombres que entraron en el restaurante una tarde de sábado, cuando el local estaba lleno de gente. Vestían trajes elegantes y gafas de sol, y desprendían un aura de poder y misterio. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana, y llamaron la atención de Liliana. Ella se acercó a atenderlos, con una sonrisa profesional.

- Buenas tardes -  dijo Liliana, con su voz dulce y acento colombiano-. Bienvenidos al Taj Mahal, el mejor restaurante indio de la ciudad. ¿Qué les puedo ofrecer?

Los dos hombres la miraron con interés, y Liliana sintió un escalofrío. Eran muy diferentes entre sí, pero ambos tenían algo en común: eran increíblemente guapos.

El que estaba a la izquierda era moreno, de pelo corto y ojos negros. Tenía una mandíbula fuerte, una nariz recta y unos labios finos. Su expresión era seria y arrogante, y su mirada era penetrante y fría. Liliana lo encontró intimidante y atractivo a la vez.

El que estaba a la derecha era rubio, de pelo largo y ojos azules. Tenía una sonrisa encantadora, una nariz respingona y unos labios carnosos. Su expresión era simpática y seductora, y su mirada era luminosa y cálida. Liliana lo encontró encantador y tentador a la vez.

- Hola, preciosa -dijo el rubio, con una voz suave y acento extranjero-. Somos nuevos en la ciudad, y nos han recomendado este lugar. ¿Qué nos sugieres?

- Pues depende de lo que les guste -respondió Liliana, tratando de mantener la compostura-. Tenemos platos variados, desde los más picantes hasta los más suaves, desde los más tradicionales hasta los más innovadores. ¿Les gusta la comida india?

¿ACASO ES POLIAMOR? EL PRECIO DE LA PASION.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora