Solté un profundo suspiro para acomodar ambas manos sobre la mesa. Viendo la proyección de todo nuestro territorio, viendo cada zona que contenía información de lo que sucedía y dejaba de suceder. De todos los rostros y nombres de mis comandantes y demás fuerzas que controlaban cada lugar. Después de tantas complicaciones logré tener lo que quería, lastimosamente no tenía nadie con quién festejarlo. Pero ¿Quién necesita festejar cuando tienes todo el poder del mundo? Sonreí mientras pensaba a solas hasta que sentí que se deslizaba la puerta principal de mi habitación de mando.
—Mi diosa, vengo a hablar con usted.
Volteé para verle, era uno de mis hombres que estaba liderando un nuevo proyecto, quizás el más ambicioso.
—Puedes pasar.
Le aseguré yendo al lado contrario de la mesa mientras miraba a el leve atardecer que se daba a lo lejos a través de la ventana.
—Está listo todos los preparativos para la incursión, logramos terminar las pruebas de funcionamiento y de fiabilidad. Hemos encontrado varias rutas de ...
—No me importan tus detalles. Dime ¿Puedes empezar?
Giré a verlo a los ojos mientras mostraba lo nervioso que se sentía al ser interrumpido.
—Así es...
Entrecerré mis ojos y luego sonreí levemente.
—¿En cuanto tiempo llegarán?
—E-eh esto... N-no sabemos exactamente porque, hay varios mundos, el problema está en la seguridad de su ambiente y sus climas...
—Empiecen por el más seguro. No quiero ningún error. ¿Entendido?
Asintió rápidamente.
—Así será.
Inclinó su cabeza y giró en dirección a la puerta para dejar el lugar.Las cosas iban como me lo esperaba, sabía que tarde o temprano íbamos a lograr hacer naves funcionales para iniciar incursiones en otros mundos, así, no sólo usaríamos los recursos de este mundo, tendríamos asegurados otros y quizás nuevos el día que se acaben.
Para mí sería sencillo moverme entre mis portales de mundo en mundo. Pero mi energía no debe usarse para cosas que pueden hacerlo ellos solos. Elegí liderar esta facción por lo autónoma y poderosa que es. No para guiar inútiles.
De hecho, mi energía iba ser gastada de una mejor manera. Algo que no hacía hace mucho tiempo, pero es necesario. Desde que terminó la guerra, no tengo a mi mando ningún guardia que esté a la altura. Bueno...
En mi mente venían los recuerdos
—...
—¿Te vas a rendir así sin más?
La mujer estaba arrodillada en el suelo, mirando hacia abajo, no se atrevía a mirar a nadie, quizás, había aceptado su derrota.
—Mi nombre es Sarah. Estoy lista para servir.
Aseguró y me invadió directamente a los ojos, sabía a quién tenía que hablarle, antes que mis soldados la rodeen o tomasen una decisión, había algo en su seguridad que me hacía cambiar de opinión. Me acerqué lentamente en frente de ella, levanté su mentón y miré fijamente sus ojos. Puse una mano en su sien y entré en sus pensamientos, en sus recuerdos, en todo lo que la trajo hasta aquí, no mostraba ningún tipo de resistencia, sólo sucumbía a mi invasión, puede ver el futuro de una manera continua, sabe siempre lo que pasará. Eso explica de por qué se está rindiendo, se dejó reclutar de la misma manera con Ruisu. No muestra ningún tipo de rencor. Sólo quería su seguridad.
—Desde ese entonces, sólo la envié a hacer pequeños encargos para que se mantuviera ocupada y entrenase más. Pero hay algo en ella que no me cierra, es como un misterio que no se dejaría resolver.
Por eso y más razones está la explicación del por qué volvería a hacer lo de antes, pero ésta vez de una forma controlada. Porque el mínimo detalle de libre albedrío, puede desencadenar en problemas tan grandes.
Antes de salir, fui a visitar a mi querido y leal guardia, en él sí sé que podría confiar más que nadie. Caminé hasta llegar, mis dos guardias androides esperarían en la puerta. Entré y estaba siendo cuidado por los médicos y mecánicos, lo más especializados. Parecía no estar despierto, los mortales se inclinaron y yo esperaba el reporte.
—Mi diosa, estimo que en menos de dos días estará listo para volver a su vida normal. De lo contrario, podría tener problemas tanto de salud como de fallos en su sistema motriz mecánico.
Asentí mientras me acerqué a verlo de cerca. Como maldigo no tener los poderes para poder sanarte yo misma, pero estás en buenas manos Donovan, no hay nadie mejor en toda esta facción.Salí del lugar suspirando, me duele tanto verlo así pero, cuando lo encontré estaba en un estado crítico, pude haberme arriesgado a salvarlo antes de que estuviese así pero. Realmente ponía en riesgo mi vida también.
Tratando de olvidar todo este tema dejé a mis guardias mujeres en reposo y que me esperaran en mi sala de mando. Usé un portal para irme lejos de aquí. Sentía la paz en mis oídos mientras me invadía el sonido de la naturaleza en un bosque oscuro. Miré a varios sentidos hasta encontrar lo que buscaba. Un animal oscuro con alas, era diminuto, era un ave más en toda la bandada que volaban exageradamente apenas me acerqué, todos, menos uno. Me miraba fijamente, no parecía que me atacase. Posicioné mi brazo alargándolo para que viniera a mí. El ave con todas sus plumas negras, tenía un agarre fuerte en sus patas, un pico gris y sus ojos eran totalmente negros. Era la criatura perfecta, lo acaricié levemente, mientras deseaba que esta vez, sólo obedecieras. Que no haya nada más importante que yo y mis ambiciones y que juntos podamos ser fuertes. Porque de ahora en más, serás mortal.
—¡¿?!
Una mujer, increíblemente alta estaba en mis brazos, levanté mi mirada para poder verle el rostro. Creí que iba a ser hombre, pero tampoco me molestaba. Me miraba sin entender que sucedía, me traía tantos recuerdos. Tenía un pelo corto y unos ojos negros, al igual que en su forma animal. Extendí mi otro brazo para acariciarle el rostro y después puse mi mano en su sien, para poder comunicarme con ella.
—... Ah...
Me quejé en dolor mientras me debilitaba en sus brazos que rápidamente me sostuvieron. Usar excesivamente mi poder me dejaba tan vulnerable. Pero tenía que hacer un último esfuerzo para poder abrir otro portal de vuelta.Cuando volvimos, rápidamente me asistieron mis androides y enseguida se presentó un general.
—Quiero que la entrenes, asegúrate de que tenga el mejor entrenamiento.
Asintió mientras la nueva mujer obedecía y estaba lista para seguir su paso.
—¿Cual es tu nombre?
Le preguntaba el general, obviamente no sabía cómo responder ya que seguramente nunca tuvo uno.
—Se llamará Morigen, recuérdaselo.
Mis guardianas me ayudaban a llegar a mi sala de mando otra vez.Me senté para descansar, sentí que esta vez me consumió más energía que de lo normal, o hace mucho tiempo no lo hacía. Me dolía increíblemente la cabeza y sumamente débil.
No tardó en llegar un comandante.
—Mi diosa ¿Se encuentra bien?
Suspiré pesadamente mientras giraba a verle.
—Sí, sólo necesito descansar. Ven, acompáñame.
Me iba a levantar pero se acercó a ayudarme. No es que no pudiese caminar, es que el equilibrio no era algo que tenía después de eso.Mientras íbamos de camino a las cárceles me preguntó que por qué estaba así.
—Ya lo sabrás comandante. A veces un buen ejército necesita un poderoso líder.
—Acaso usted usó su poder para crear ¿Un líder?
Sonreí asintiendo.
—No es simplemente un líder, es mucho más que eso.
—Discúlpeme, pero no creo que tenga que gastar su energía de esa manera, tenemos a muchos hombres y máquinas que pueden liderar a nuestros hombres, si queda así de vulnerable tendría que elevar su seguridad y...
Dejé de avanzar demostrando que podía mantenerme un poco en pie.
—¿Acaso estás cuestionándome?
—¡No! No, lo que trato de decirle es que...
El comandante paró repentinamente de hablar, apreté mis puños, él comenzó a agarrarse el cuello, no podía respirar.
—Aprende a tragarte tus palabras y haz tu trabajo.
Dejé de presionarlo y cayó de rodillas inhalando rápidamente hasta recuperarse.Caminé en lo que quedaba de distancia hasta llegar a donde residían los prisioneros, caminé hasta la última celda, comenzaba a sentirme débil otra vez pero sonreí, mientras venía de nuevo a mí el comandante. Hice un gesto para que abrieran la celda así podía entrar. El niño estaba inmóvil con cadenas de un material que limitaban tanto como sus movimientos como sus poderes.
—¿Lo estás cuidando bien como te ordené?
—Si mi diosa.
El ser extraño me miraba a los ojos de una forma rencorosa, sus piel y su cuerpo se iluminaban de una forma extraña. Me puse en frente de él y puse ambas manos en su cabeza, él presionaba sus dientes sabiendo lo que iba a hacer. Comencé a usar mis poderes y recuperar mi energía lo suficiente, en el proceso se quejaba de una manera agonizante. Cuando estaba totalmente recuperada él caía rendido y más débil que yo.
—Ya encontraré una forma de sacarte más provecho.
Sonreí mientras salía de la celda.
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Rising Storm 3 Segunda parte: La Nueva Orden.
AdventureLa continuidad de Rising Storm 2: The Last Chance. La Nueva Orden. En este caso desde la perspectiva de personajes que siguen en el antiguo mundo y hogar de Ruisu. El mundo de las dos lunas dominado por la victoria de la Nueva Orden. Pero ¿Por cuant...