Saliendo del Jaque Mate

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Estos días han sido muy inquietos. Tanto estrés de estar al tanto de tantas cosas. Nuestra propaganda llegó hasta a los ojos de Micaela. De pensarlo me pone cada vez más nervioso. Pero estaba mucho mejor sabiendo que estaba con quienes sabía completamente que podía confiar.
—¿Crees que nos encuentre?
—...

Negué con mi cabeza haciendo un gesto de desagrado.
—Aunque los encuentre, tiene que venir por ustedes.

Sand y Kazuki estaban un poco atemorizados por haber escapado. Pero estoy seguro que la diosa le debe importar más la revuelta que está por ocurrir que por dos personas que eran de nuestra resistencia.

Alexander había podido convencer a más comandantes, no sabe exactamente los números pero en desventaja no estamos. Detrás de cada comandante, hay un gran número de personas, soldados, androides y suministros. Tanto territorio que ya éramos un gran problema, pero sólo estábamos siendo sombra.

Tenía dos caminos a elegir. Uno era el entendernos con Micaela y que nos deje al igual que a Eudoxy, ser una facción más, nadie quiere una guerra. Pero sabiendo todo lo que ha hecho todo este tiempo. No quedará más opción que darle lo que desea. Abrir los ojos de todos los que están con nosotros que la única libertad posible es la cuál hay que pelear. De otra manera no se puede lidiar con un enemigo así.

Entre todas las calles se sentía el ambiente. Hasta la gente discutían entre ellos sobre este nuevo pensamiento. Ocurrían accidentes y problemas entre civiles. Habíamos hecho una grieta en una gran facción de orden.

—Akira, hay alguien que quiere hablar contigo.
Un alto rango de confianza de Alexander y de mí, vino a interrumpir un poco mis pensamientos. Me dirigí a seguirlo hasta que vi a la persona que se refería. Me quedé un poco en shock pero era así. Mis ojos estaban contemplando a una de las antiguas generales de la resistencia. Un cuerno morado, una mirada segura de sí misma, algunas marcas de combate y un tono azulado en ciertas partes de su cuerpo. Neyaru estaba buscando conversación conmigo.

La general de los dragones parecía que se enteró de todo lo que estaba ocurriendo.
—Cuando escuché tu nombre en los rumores tuve que venir a confirmarlo.
—¿Donde has estado todo este tiempo? Creí que...
—Lo mismo que tú, sólo que a mí manera. Tuve que volver a mis antiguas naturalezas.

Decía de una forma con asco y agresividad. Lo notaba en sus ojos, algo había cambiado en ella o al menos de la última vez que la vi.
—¿Cual es tu plan?
Preguntó curiosa.
—Creo que el único plan efectivo es... la guerra, otra vez. Yo... intenté pensar otros medios pero...
—Micaela tiene que morir.
—...

Lo dijo con un tono tan serio que me dejó un poco sin palabras. Yo también quiero que muera pero, no sé si tenía tanta seguridad como ella. Más sabiendo que a quienes admirábamos no pudieron darle la batalla necesaria.
—Hablemos dentro, tengo la sensación de... que ella nos está viendo.
Cuando mencionó eso comencé a sentir un escalofrío por toda mi espalda y entré con ella rápidamente.

Al estar dentro seguía con esa sensación pero ella parecía estar acostumbrada o no le daba importancia.

—La única forma de lograrlo, es con una provocación. Quizás ella sabe lo que vamos a hacer. Puede que hasta caigamos nosotros en una trampa. Pero no tenemos otra mejor opción. Tienes que iniciar ya la guerra. Cuanto más tiempo pase. Más lejos estará nuestro objetivo.
—...

Me quedé pensando mirando el suelo, estas eran las típicas palabras que te hacen ver la realidad. Las que son frías y te hacen todo más complicado.
—Hagas lo que hagas están en un lugar complicado.
Suspiré profundamente. Te había prometido que no mataría a mas mortales. Que mataría sólo a los asesinos y enemigos de nuestra facción. (Neyaru en vez de cuestionarme del por qué miraba a la nada, miró al mismo sentido que yo) Estos mortales no son inocentes, tienen en sus manos la sangre de nuestros aliados, de todas la gente que no quería ser exterminados por la Nueva Era. Quizás no logré ser el héroe que querías, Korode. Pero honraré mi error para no cometerlos Apretando los labios y soportando ese nudo en la garganta alcé mi mirada y exhalé pesadamente. Era ahora o nunca.

Rising Storm 3 Segunda parte: La Nueva Orden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora