—...
Para pensar menos y manejar mi ansiedad, forjaba espadas para hacer pasar más rápido el tiempo pero. La culpa de mi neutralidad están haciendo efecto. Cada vez me hago la idea de no haber participado directamente están cambiando las cosas. Todo se reafirmó cuando en la oscura noche se hizo presente una tormenta. No conocía a nadie que tuviese un elemento eléctrico.
—...
Sólo Micaela. Que aparecía en su presencia acompañada de lo que parecía ser Ruizuki, pero tenía un pelo oscuro... Fruncí mi ceño hasta que caí en cuenta de lo que ocurría.
—Tanto tiempo Eckor.
—...
—He recibido tu presente. Con mucho aprecio.
Decía mientras se acercaba, yo solté lo que estaba haciendo, todo había ido mal al parecer, por primera vez las cosas no salen como quiero.
—¿Creías que no me daría cuenta? Responde.
—Yo sólo liberé un cuerpo prisionero.
—¿Ah sí?
Sacó de las marcas de inventario la espada y el escudo que le había hecho a Emilia y lo tiró al suelo. Eso me dejó aún más sin palabras.
—Te he perdonado tu neutralidad desde que Ruisu decidió hacer una alianza con las facciones para intentar matarme. Pero ahora no sólo estás mostrando desinterés, estás aportando indirectamente a una causa sin sentido.
—...
—¿Por qué no te unes a mí? Cómo lo hemos hecho la primera vez. Juntos hemos logrado un montón de cosas.
—Porque me mentiste.
—...
Micaela hizo un gesto de disgusto mientras no quitaba su mirada de mis ojos.
—Nos engañaste a todos. Nos hiciste creer que estábamos haciendo la cosas bien pero a la final era para...
—CÁLLATE... Éso no fue así, yo los cree a ustedes para que me obedecieran, no para que me aconsejen qué es lo mejor. Y ni eso pudieron hacer.
—...
—Pero no vine aquí para discutir ni saber lo que piensas. Ya es hora de que elijas de que lado estás.
—... La razón del por qué no estoy contigo, es porque nunca me diste oportunidad de elegir. Nunca nos diste esa oportunidad.
Micaela Suspiró cansada y miró a otro lado.
—¿Por qué me haces esto Eckor? Con lo fácil que es sólo obedecer.
—...
—No quiero hacerte daño pero eres tan ingenuo. ¿Tan difícil era ser obediente como ella?
Señalaba con su mirada a la mujer de pelo oscuro, que estaba en postura de guardia, con ambos brazos detrás de la espalda y una pequeña sonrisa.
—Sabes que en el fondo, ella no es Ruizuki.
—... No, ella es mejor.
Decía mientras con una de sus manos agarraba su mentón, demostraba una sumisión en su totalidad.
—Así tuvieron que ser ustedes. Así tuviste que ser tú.
—...
—Sabes que si te niegas... encontraré la forma de hacer alguien como tú ¿Verdad?
—... Lo dudo mucho.
—...
Con una expresión molesta, suspiró y cambió una opinión de algo.
—Está bien.
Dijo y se dio la vuelta, tomando rumbo a irse. Abrí mis ojos en sorpresa ya que me esperaba un poco más de sus sermones o de sus trampas. Ambas mujeres se dieron la vuelta para esperar a uno de sus portales pero comencé a sentir algo. Mi respiración no fluía bien. Tomé mi cuello y sentía que más se cerraba. Comencé a ahogarme y caí de rodillas. Cuando volví a mirar a Micaela se acercó y con una mano extendida comenzó a descargar una incontrolable cantidad de electricidad mediante rayos hacia a mí, que no tuve ni tiempo ni reacción a hacer algo más que gritar en sufrimiento y cayendo de rodillas. No podía moverme hasta que paró, estaba totalmente débil. Podía ver sus pies en frente de mí. Tomó mi cabeza con ambas manos y me hizo verla a sus ojos. Comencé a escuchar voces, sus voces. Susurros que pasaban de un lado a otro, miraba a través de sus ojos lumínicos azules un sin fin de cosas, eran sólo ilusiones. Los susurros eran más fuertes, un tono medio hasta gritos que me ordenaban, que me retaban. Era inútil resistirme, tuve que ceder, por mi propio bien. Por el bien de mi mente. Me soltó bruscamente y caí poniendo ambas manos en el suelo.
—Te espero.
Decía mientras abría un portal y se iba con su elegida.
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Rising Storm 3 Segunda parte: La Nueva Orden.
AventuraLa continuidad de Rising Storm 2: The Last Chance. La Nueva Orden. En este caso desde la perspectiva de personajes que siguen en el antiguo mundo y hogar de Ruisu. El mundo de las dos lunas dominado por la victoria de la Nueva Orden. Pero ¿Por cuant...