La Sombra del Orden

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Estoy tan cansado de todo esto. ¿Cómo es posible? ¿Cómo quieren que viva? Si aunque me esfuerce en mi trabajo me está siendo cada vez más complicado vivir por mí mismo. Ya no pude mantener mi vehículo por lo caro que es y por tener que estar evitando constantemente a los oficiales y de seguridad que siempre hacen todo lo posible para sacarte algo, alguna infracción, algo fuera de lugar, todo el tiempo. Lo mismo con mi trabajo, cada vez recibo menos por lo que hago y no porque vaya algo mal, es que los jefes y las cabezas de donde trabajo deciden que quieren más porción de la torta.

Hoy era un día perfecto para ir a la taberna y desquitarme un poco y olvidarme de todo estos tratos injustos.

Entré al lugar y sin ver a las personas pedí mi bebida favorita, Ochira. Era una bebida clásica de estas tierras y la única que me hacía relajarme de verdad. Tomé el vaso grande y me fui a sentarme a una mesa disponible. Hasta en el único lugar que tengo un descanso suena las pantallas con cosas de esta orden tan desordenada. Suspiré y comencé a tomar de mi vaso, hasta que con mi mirada encontré una especie de papel pegada en la pared. Lo saqué y comencé a verlo mejor mientras seguía bebiendo. "Esta no es la orden que queremos" "Queremos que la corrupción se termine" Decía con dibujos de gente gritando, a lo último decía el nombre de lo que parecía ser el representante de esta propaganda: "Akira" Al parecer, no sólo basan su corrupción en términos económicos, es que también silencian a los que están en contra, ya que si no fuese así, Akira pudiese dar su discurso también en las pantallas, pero no es así.

Terminé mi vaso y se me cruzó la idea de que podía seguir buscando de esas hojas para dar con ése líder. Estoy tan cansado de todas estas cosas todos los días.

A tal punto que a veces aprovechaba los tiempos libres de mi trabajo a desviar ciertos materiales para mí. Trabajaba en ensamble de maquinaria y a veces tenía que cubrir más puestos, he tenido tantos accidentes pero sólo me dejaron marcas.

Todo este tiempo logré hacer funcional unos especie de guantes mecánicos, pero no como las manos que usan los cíborgs, era más una herramienta aparte. Eran muy grandes, lo que no logro hacer es que proporcione fuerza, ya que lo que si proporciona es seguridad y más complexión, puedo tomar vehículos y demás. Es un prototipo, por ahora. Y pensándolo así también es un arma.

Viendo esas propagandas de ese líder realmente me hace plantear todo lo que ha pasado desde que vivo aquí. Me encantaría poder cambiarlo. Así que iba a aprovechar el tiempo que me sobraba para volver a mi hogar y seguir con mi herramienta.

—Identificación por favor.
Maldije en silencio mientras buscaba mi documento pero me lo había dejado en casa antes de venir.
—No la traigo conmigo.
—¿Su nombre?
—Griffin.
—¿Griffin qué?
—... Es mi único nombre.

El oficial buscaba en su aparato hasta que comenzó a hacer un gesto de desagrado y empezó a salir una hoja de donde operaba, ya sabía que me esperaba y rodeé mis ojos.
—Lo siento jovencito, tendrá que venir conmigo.
Suspiré y saqué varios billetes de Dominaris y se los ofrecí, el oficial los tomó rápidamente y con una sonrisa en su estúpido rostro se los guardó.
—... creo que ya no es necesario, la próxima vez recuerde llevar su identificación.
Asintió con la cabeza y me dejó ir.

Cuando regresé sentía un poco de calor por la Ochira, fui a hacer mis necesidades y me mojé el rostro con agua fría, peiné mi pelo de tono rojizo y fui a mi habitación de trabajo. Mis puños mecánicos estaban exhibidos perfectamente como para que me lleven a prisión, pero nadie tenía motivos por el cuál entré. Ya llegará el día que tenga que usarlos. O eso espero.

Rising Storm 3 Segunda parte: La Nueva Orden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora