Sangre y Barro

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Freddy Trucazo/Jack Conway

¿Cuántas putas veces tendría que correr por toda la isla buscándolo? Sentía el corazón fuera de su ser, latiendo tan rápido que había fracturado sus costillas con tal de salir.

Odiaba tanto sentirse así, aquella desesperación de entender que no puedes manejar la situación, todo eso junto al amor que poseía por quien buscaba, lo que intensificaba cada segundo.

Golpeó el volante con fuerza, maldiciendo entre dientes, nadie de la puta malla se pronunciaba aún. Empezaba a pensar que todos eran demasiado inútiles como para ni siquiera visualizar algo con la térmica de un helicóptero.

La situación le recordaba aquel día que volvió a casa y su hijo no se encontraba por ninguna parte, solo estaba Andrea amarrada a una silla, llorando a viva voz. Se recuerda llorando también, abrazándola y prometiendo que lo encontraría. Uno de los problemas y diferencias del ahora era que Conway no era un niño al que podían adiestrar, era alguien con varias armas apuntándole. Enemistado con bandas, mafias, hasta con la propia CIA. Si se lo había llevado la CIA...no, seguro era una banda de mierda. Lo encontraría, irían a casa y el anillo significaría un nuevo mañana como debía.

—¡Están en las alcantarillas! He visto un masacro negro salir de allí —la voz de Serjay lo alertó de inmediato, debía decir la verdad pues era el encargado de la térmica del Pegaso así como de los menos inútiles de la LSPD.

No lo pensó ni un segundo, dio vuelta en U en medio de la carretera para cambiar su curso. Sabía todas las entradas, todas las salidas, conocía la ciudad tan bien que no podían escaparse. Indicó por radio que distintos Zetas cubrieran cada salida, además que el helicóptero y las unidades Mery con una patrulla debían continuar persecución contra el masacro, debían atraparlo, no, lo atraparían; y si Conway tenía la más mínima herida, no sería una multa lo que se llevarían.

Debió esquivar innumerables autos, incluso propias patrullas que se dirigían a la zona.

—Ha salido otro coche, centorno negro, iniciamos persecución —Freddy golpeó otra vez el volante tras oírlo, era mala señal que ya se estuviesen yendo.

Algunas noches atrás le había dado un simple anillo a Conway, sin joyas, plateado, no era tanto una propuesta como lo era una promesa. Le dijo en palabras claras que una vez recuperara a Nick, quería irse con él, tomar el sol en Brasil, beber caipiriñas, no oír la radio nunca más. No más trabajos de la CIA. Estarían tranquilos, juntos. Recordaba a la perfección su expresión, los ojos abiertos, las cejas caídas casi con pena. Se había reído en su cara antes de besarlo, obligándolo a prometer lo mismo. Conway lo hizo, se puso el anillo en silencio, hablando solo tras mirarlo un momento "Si esperas un no, te jodes, porque acepto". Risas, habían reído juntos como varias veces, imaginando estupideces como Canway dopado viajando en avión.

Su auto pasó como alma que lleva el diablo por la entrada de las alcantarillas que había gritado le despejaran. Buscó, buscó y encontró.

Gritó por radio solicitando una ambulancia. Casi tropezó al bajar del coche, corriendo a su encuentro. Presionó incluso el botón de QRR.

Lo sostuvo entre sus brazos y casi se le rompe el alma al oír el suspiro lastimero, el esfuerzo cada vez que respiraba. Lo sintió removerse de dolor a la vez que un nudo se formaba en la garganta propia.

—Fre...ddy...

Conway estaba golpeado, con tres tiros en el cuerpo, uno en la pierna, otro en el abdomen, el último en el pecho. Cubierto de barro y sangre, sin querer algunas lágrimas cayeron de sus ojos oscuros, porque lo sabía perfectamente, él no saldría de allí. Se aferró como pudo a Freddy, quién se esforzó por acomodarlo lo mejor posible sin soltarlo en ningún momento. Trucazo intentó presionar la herida del pecho, descubriendo que la sangre borboteaba y su guante negro se manchaba de esta.

One-shots [SpainRP/LondonEye/MarbellaVice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora