4. Cortejo

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El Alfa lo beso con desesperación, deseaba quitarle la ropa, anudarlo, hacerlo suyo, se había perdido en su instinto, Las manos de Katsuki acariciaban la espalda de Izuku, bajo hasta su cintura y las introdujo bajo la ropa, tocando la piel suave y caliente del Omega.

- ¿Estás seguro? - pregunto Katsuki que apenas podía hablar entre jadeos en un pequeño momento de lucidez

-Si... por favor... Kacchan... Tómame...cúmpleme este capricho- respondió con dificultad

El alfa bajo sus manos a su hermoso y redondo trasero, lo masajeo sacándole suaves gemidos al Omega lo levanto con facilidad e Izuku rodeó su cadera con las piernas y comenzó un beso demandante.

Lo desvistió con prisa la urgencia por tomarlo era tanta que debía continuar Katsuki comenzó a lamer y besar los muslos internos, saboreando su sabor continúo bajando, dejando marcas a su paso y con cada una un nuevo gemido de Izuku que disfrutaba el tacto del alfa.

Cuando estuvo no pudo más comenzó a adentrarse en el omega, era el paraíso sentirse dentro del omega, tan cálido y húmedo que sentía que se vendría enseguida, comenzó a embestirlo con fuerza deseaba sembrar su semilla, que el hermoso omega llevara a sus cachorros.

Ambos sintieron como el nudo del alfa se formaba poco a poco, Katsuki deseaba marcar al omega pero a pesar de sus instintos no lo hizo, su alfa no lo creía correcto, no en ese momento.

Izuku cayó rendido sobre el pecho de Katsuki, sintiéndose feliz y lleno de la esencia del alfa. Cuando al fin bajo el nudo, Katsuki lo recostó a su lado y lo cobijo con las sábanas, acurrucándolo en su pecho.

Así pasaron los tres días del omega, cuando despertaron ese día, vieron el desastre que causaron en la habitación.

-Buenos días, Zuzu – saludo el Alfa viendo esas hermosas esmeraldas que le devolvían la mirada.

-Buenos días Kacchan – respondió el omega, intento ponerse de pie cuando sintió un horrible dolor en su cuerpo, que lo hizo jadear

-Tranquilo Zuzu, el Alfa lo recostó en la cama, quédate aquí preparare el baño, para que te relajes, además has de estar hambriento.

—Gracias, Kacchan —respondió, con gratitud en su voz—. Realmente aprecio todo lo que has hecho por mí.

El Alfa le dedicó una sonrisa cálida, expresando su apoyo y afecto por el omega.

Horas más tarde Izuku fue con Shinso y Denki para ayudarlos en el consultorio, mientras que Bakugo iba a ver los pendientes y preparativos para el rescate que se llevaría a cabo en una semana.

-¡Zuzu! – grito Denki cuando lo vio entrar al consultorio – dime por favor que no abuso de ti el capitán por favor

—No, para nada, Denki —respondió Izuku con una sonrisa— En realidad fui yo quien se lo pedí — suspiro se sentía mal por haberle pedido al Alfa ese favor

—¿Por qué te pusiste triste? — pregunto Denki

—Es, solo que creo que no debí pedirle a Bakugo que me ayudara con mi celo, estamos en medio de una guerra — comentó, era una mentira a medias — ¿Qué hubiera pasado si nos atacan o lo hubieran ocupado durante esos tres dias?

—Entiendo tu preocupación, Zuzu. Pero no te culpes además no le eres indiferente al capitán, ¿sabes?, Shinso me dijo que el otro día hablaron sobre que les gustaría hacer después de que la guerra acabara y Bakugo le dijo que le gustaría cortejarte como es debido, realmente está enamorado de ti. Además, todos los que estamos aquí no somos damiselas podemos resolver las situaciones.

El omega se quedó en silencio, procesando la información que Denki le había revelado. ¿Bakugo realmente sentía algo por él? La idea le resultaba difícil de creer, especialmente después de todo lo que había aprendido sobre el supuesto villano de la historia. Sin embargo, también recordó los momentos que habían compartido juntos, las miradas intensas, los gestos de preocupación y cuidado. Tal vez, en medio de la guerra y el caos, había encontrado algo más.

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