7. Descendiente

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Cuando finalmente volvió en sí, se encontraba recostado en una cama, rodeado por las luces tenues de una habitación desconocida. Aun se sentía desorientado, seguía sin entender lo que estaba pasando a su alrededor, se sentó lentamente, observando el lugar. La habitación era sencilla pero acogedora, con muebles de madera y detalles decorativos que le resultaban familiares.

De repente, la puerta se abrió y entró alguien quien no creyó volver a ver, después de todo lo conoció en 1943, estaba ahora en el 2024, han pasado ochenta y un años, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver al Alfa cenizo de ojos carmín de quien se había enamorado y por quien había dado su vida.

—Kacchan... —murmuró Izuku, su voz temblorosa por la emoción—. ¿Eres tú de verdad?

—¿Kacchan? — preguntó confundido — perdón pequeño creo que me confundes con alguien más, es la primera vez que nos vemos

Izuku se quedó mirando fijamente al hombre frente a él, tratando de procesar lo que acababa de escuchar, su corazón dolía. No podía ser posible, este hombre, con sus mismos rasgos y la misma mirada intensa que recordaba de su sueño, no podía ser un completo extraño. Pero al mirarlo más de cerca, se dio cuenta de que había algunas diferencias sutiles en su apariencia, para empezar, era una versión más joven del hombre que había conocido en su sueño.

—Lo siento —se disculpó Izuku, luchando por evitar que las lágrimas salieran—. Me confundí, disculpé.

—No hay problema, pequeño —respondió de manera amable—. ¿Pero estás seguro de que estás bien? ¿Por qué te desmayaste afuera?

Izuku respiro profundamente, quería calmar su acelerado corazón, su mente aun confusa con todo, no quería que el pánico lo delatara y peor no terminaba de entender lo que estaba pasando.

—Estoy bien, tuve un accidente hace una semana que me dejo inconsciente una semana, según me contaron, buscaba a mi mentor y salí de la clínica sin permiso, supongo que no fue buena idea —respondió, forzando una sonrisa—. perdón por las molestias.

—¿Entonces te escapaste del consultorio de la doctora Nemuri? — preguntó al tiempo que se acercaba para ofrecerle una mano y se levantará — Tenemos que regresarte entonces a la clínica o la doctora Nemuri incendiará todo el lugar.

Cuando sus manos se tocaron ambos sintieron una descarga eléctrica, pero ninguno dijo nada al respecto.

—Soy Katsuki Bakugo, por cierto —se presentó el alfa —. ¿Y tú eres?

Izuku sintió un nudo en la garganta al escuchar ese nombre. Era él, el mismo hombre que había conocido en su sueño, el hombre por quien había luchado y sacrificado tanto. Pero a la vez no era él

—Yo... Soy Izuku Midoriya —respondió, su voz temblorosa de emoción—. Es un placer conocerte, Kacchan.

Bakugo arqueó una ceja ante el apodo infantil, pero luego sonrió con suavidad, como si algo en esas palabras le trajera un recuerdo lejano.

—El placer es mío, Izuku —respondío Bakugo, su voz llena de sinceridad—. Vamos te acompaño a la clínica, si la doctora Nemuri se entera que escapaste sin permiso es capaz de sedarte hasta que decida darte de alta

Izuku se dejó guiar por Bakugo, sintiendo una mezcla de emociones tumultuosas dentro de sí. Por un lado, estaba emocionado de estar junto a Kacchan a quien amo y se sacrificó en su sueño, pero por otro lado, estaba consciente que la persona a su lado no era su Kacchan

—Eh, Bakugo — llamó la atención el omega — ¿Te molesta que te diga Kacchan? — pregunto tímidamente

Bakugo se detuvo por un momento, su expresión se suavizó mientras miraba a Izuku con atención. Luego, dejó escapar un pequeño suspiro antes de responder.

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