Según las indicaciones, el barrio Caldicot quedaba en el sur de la ciudad, se trataba de un lugar de clase media baja. Los lugareños solían decir que, si se te ocurría hacer una visita de noche, lo más recomendable era hacerlo acompañado, pues a esas horas el ambiente se tornaba un poco pesado y, quien no viviera allí, se sentiría intimidado y fuera de lugar.
El hogar del difunto señor Wolf, se ubicaba en una casa esquinera y tenía todo el aire de ser una casita familiar acogedora y, sobre todo, muy bien cuidada. Seguramente porque la esposa de Al se cercioraba de que luciera muy bien, era probable que le preocupaba lo que pensaran sus vecinos.
Emmett presionó el timbre de la casa, a su lado Brenda se mantenía en silencio; a pesar de haber comenzado con el pie izquierdo, ambos se mantenían a la expectativa de que pudiesen trabajar juntos dejando de lado sus diferencias.
—¿Quién es? —preguntó una voz femenina al otro lado de la puerta, su timbre era suave, lo que daba a pensar que se trataba de una mujer agradable.
—Brenda Fox y Emmett Montgomery —respondió la morena—, estamos encargados de investigar la muerte de su esposo.
El silencio se extendió más de lo pensado, ¿acaso se negaba a hablar? No podían culparla, dadas las circunstancias, había gran probabilidad de que no quisiese estar en boca de todo el barrio y solo era cuestión de tiempo para que la noticia se extendiera hasta las cadenas de noticias.
—Ya le dije a la policía que no pienso hablar —contestó la mujer al otro lado de la puerta.
—Solo será unos minutos —explicó Brenda—, si desea puede contestar las preguntas a través de la puerta, si eso la hace sentir más tranquila.
Otro largo silencio en donde los dos investigadores intercambiaron miradas. Emmett se encogió de hombros.
—Lo intentamos —dijo él.
—Yo me encargaré —declaró Brenda—. Tú solo quédate callado y quietecito.
Aquella última palabra hizo sonreír a Emmett, pero no refuto, probablemente entre mujeres se entenderían mejor y él no es que tuviese mucho tacto con el género femenino, tenía bastantes anécdotas que lo acreditaban.
—Entiendo que puede sentirse adolorida y confundida, pero...
La puerta finalmente abrió y ante ellos se descubrió una mujer que surcaba los treinta, aunque lucía bastante agotada, a pesar de los kilos de maquillaje que llevaba; según Jenkins, contaba con un niño, así que era probable que cuidar de él la mantuviese cansada; la maternidad no era fácil, sobre todo, si hubiera un padre ausente, aunque no tenían completa de seguridad de que ese fuese su caso.
—Pasen —indicó la señora Wolf, quitó los seguros y les dio la bienvenida. Luego, se aseguró de que nadie estuviese mirando en dirección a su casa.
—Lamentamos su pérdida —indicó Emmett.
Ante sus palabras, la oficial Fox lo fulminó con una mirada, claramente le había indicado que se mantuviera en silencio y evidentemente Emmett no soportaba recibir órdenes de una mujer, a menos que se tratara de alguien con mayor jerarquía que él.
Brenda suspiró, algo dentro de sí le decía que debía que tener mucha paciencia.
—Por favor, tomen asiento —habló la anfitriona—. Afortunadamente Charlie se encuentra en el colegio, ¿gustan un café o un té?
—Té —respondió Brenda.
—Café —indicó Emmett, y ambas voces sonaron al unísono.
Una nueva mirada de reproche recayó sobre el investigador.

ESTÁS LEYENDO
El Evangelio del Asesino ✅
Mystery / ThrillerLas vacaciones del detective Emmett Montgomery han terminado, pero los asesinatos no. Después de pasar un tiempo con su familia por las festividades de Navidad y hacer algunas actividades en su apartamento para pasar el rato, es hora de volver a la...