Demonios y Desayunos

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hola, como estan? 

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Después de dejar a Denji en casa, Aki se apresuró a la sede de Seguridad Pública para presentar su informe sobre la batalla con el demonio murciélago. Makima, la superior de Aki, lo recibió en su despacho.

Aki explicó que, aunque no hubo heridos graves, algunas propiedades privadas y calles sufrieron daños menores durante la pelea. Además, expresó preocupación por cómo verían los ciudadanos a un demonio cazando demonios.

Makima, escuchando el informe, simplemente sonrió y dijo: "Aki, la gente no se preocupa por esas cosas. Salvaste a varios ciudadanos sin darte cuenta y actuaste rápidamente para contener la amenaza colateral. Eso es lo que importa". Aki, aún preocupado por los posibles daños colaterales, encontró consuelo en las palabras de Makima.

Makima miró coqueta a Aki y le dijo que, en la lucha contra los demonios, a veces se requerían acciones drásticas y que la prioridad era salvar vidas humanas. "Eres un excelente empleado, podría decir que eres el mejor", esto sonrojó al pelinegro. Aki asintió, internalizando sus palabras y agradeciendo tener una superior tan comprensiva y que veía su esfuerzo.

Mientras Aki volvía a su apartamento, su confianza en Denji aumentó un poco después de la conversación con Makima, "ella me aprecia más a mí". Al llegar a casa, encontró a Denji comiendo pan con mermelada en la cocina.

Denji levantó la mirada y saludó a Aki con una sonrisa. "Hey, Aki, ¿cómo fue el informe?" Aki, aún procesando la conversación con la pelirroja, respondió con un tono más relajado: "Fue bien, Denji. Parece que no hay mayores problemas. ¿Y tú? ¿Cómo estás después de todo lo que pasó hoy?"

Denji se encogió de hombros y sonrió. "Bueno, ahora estoy comiendo pan, así que supongo que estoy bien. ¿Quieres un poco?" ofreció Denji mientras señalaba el pan y la mermelada. Aki aceptó la oferta y se sentaron juntos a la mesa, compartiendo un momento de tranquilidad después de la intensa jornada.

A la mañana siguiente, mientras Aki cocinaba el desayuno, escuchó un ruido en la puerta. "¡AKI! ¡Tocan!" gritó Denji desde la sala. "Abre tú, estoy cocinando", respondió mientras seguía en su labor de hacer el desayuno. Denji se levantó con un rostro cansado y fue a abrir. "¿Quién es?" dijo cuando en la puerta una figura conocida hacía una pose.

"¡SALUDOS, bribón! ¡Soy yo, la gran Power, junto con mi leal secuaz Nyako!" dijo mientras un gato caminaba en los brazos de la poseída. "Y vengo a quedarme aquí por órdenes de Makima", dijo mientras mostraba sus maletas y pasaba aún lado a Denji.

"¿Eh?, no mientas. Seguro te escapaste y nos quieres poner en problemas", Denji estaba molesto por ser ignorado en la puerta y por la repentina aparición de Power. La detuvo agarrándola de las manos. "Suéltame, bellaco", dijo Power. Ahora no solo lo molestaba en el trabajo, ¿ahora también en su casa? Esto enojó al rubio.

"Señorita Makima, Power está acá... sí... ¿qué?, ¿otro más? ¿Por qué soy yo el que tiene que cuidar a los raritos?... b-bueno... d-daré lo mejor de mí... adiós, señorita Makima". Aki terminó la llamada. La repentina llegada de Power y sus gritos lo alertaron, y pensó que estaba fugada. Decidió llamar a su jefa y verificar la situación. Al final, entendió todo. "Ella no está fugada, Denji, déjala pasar. Ugh, tendremos nueva compañera", Power solo se rió y miró al rubio, sacándole la lengua. El rubio se enojó y la soltó.

"Cállate, pendeja", respondió el rubio tarde. Al ver a Power, recordó su salida con Kobeni. "¿Cómo estará ella? ¿Le gustaré?" pensó ruborizado y fantaseando cochinadas. Mientras desayunaban, Power se veía visiblemente disgustada al encontrar verduras en su comida.

Memorias del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora