🪻┆Tu eres la bestia

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Frotando sus labios con su mano, hizo el gesto de desagrado. Aquello que yo mostraba con la mirada, era el mismo que un día el hizo cuando lo rechacé.

— Vete —le dije, dándole la espalda a Jimin.

— No tienes que decirlo dos veces —respondió, para escuchar sólo unos segundos después el sonido de la puerta cerrarse.

—¡Mierda! —dije apretando el puño contra la pared— ¿Qué demonios? ¿Por qué lo volví a besar? Se supone que lo único que sentía era repulsión por el ¿Qué le pasa a mi cabeza?

Entonces recordé la sensación cuando lo sostuve en mis brazos. Tan frágil y delicado que entendí que esa boca era su única arma para defenderse.

Mi celular vibrando sobre la mesita de noche; hizo que esas preguntas se quitaran de mi cabeza. No era el tiempo para perder la cordura. Si había alguien por el único que podía perder hasta el corazón, ese era Jihoon, el única que ocupaba mi pecho.

— kook—escuché su voz suave y llena de dulzor desde la otra línea.

— Dime, cielo.

— Yo creí que le dirías sus cosas en la cara a ese hombre, pero en lugar de eso, salen los dos en la TV besándose —noté el timbre de enojo en su voz. Debía explicárselo antes de que malinterpretara todo—. Es que tan fácil te hizo cambiar de opinión.

— No, no digas eso. Lo hice por la presión y cámaras. Sabes que a el único que amo es a ti, y que no podría sentir nada por el. Tú eres a quien amo, Jihoon.

— ¿No estás mintiendo?

— ¿ Siete años de amor no son suficientes? —le pregunté— ¿Crees que mandaría nuestra relación a la basura, por el? Eso no ocurrirá. Apenas mi divorcio se dé, nos casaremos y al fin seremos solos tú y yo.

— Y ya no habrá nadie que se interponga para que seamos felices.

— No, mi cielo. Te lo prometo.

Desperté con un brazo descansando sobre mis ojos y el otro en las sábanas

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Desperté con un brazo descansando sobre mis ojos y el otro en las sábanas. El día empezaba más temprano con la responsabilidad de manejar la empresa principal.

Salí de la cama a preparar mi vestimenta, me di una ducha rápida, y mientras me cambiaba observé algunas áreas vacías de la habitación. Seguro había sido una de las empleadas que sacó las cosas de Jimin, mientras yo dormía. No importa, mejor así.

— ¿Jungkook? ¿Estás despierto, hermano? —la delicada voz de mi hermana llamó a mi puerta, a lo que respondí que pasara sin temor, pues ya estaba listo, solo terminaba de anudarme la corbata para salir al trabajo.

— Pasa, no tengas vergüenza.

— Eh… pensé que estabas con tu esposo.

— Bah —exhalé—. El se fue a ocupar su nueva habitación.

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