Catorce

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Viernes. Me preparó un desayuno de reyes, con velas en el centro de la mesa. Sí, ya se que en general es la cena la que se hace con velas. Pero ¿Qué tiene de malo?

Entre las velas, mi carlota reinaba como una estrella de cine. El té humeaba en la tetera y el jugo de naranja estaba servido en los vasos. Había hasta un pequeño ramo de flores. Max estaba feliz con su sorpresa. Yo pensaba que todo se arreglaría, papá regresaría al día siguiente, le hablaría de Max, lo ayudaríamos.

-¿En que piensas hermanito?
-En las vacaciones. Acamparemos junto al mar con mi papá. Podrías venir. Estoy seguro de que te llevarías bien con él. Y también pasearemos en barco.
-¿Por qué no?-Dijo con ojos soñadores.

Realmente pense que todo se arreglaría.
Pasamos la mañana leyendo comics. Mis prefeidos Blueberry y Jeremiah..

Hacia mediodía alzó la nariz de la lectura para decirme:

-Me esta dando un poco de hambre ¿Podrías hacer unas compras?
Me dio un billete. Mientrás bajaba, pensé "Se me antoja un espagueti a la boloñesa" Pero como no tenía ganas de prepararlo, me decídi por una pizza.

El cielo se había nublado; amenazaba una tormenta. Me gusta la lluvia, lo limpia todo. Fui a encargar la pizza al señor de la camioneta Pizza-Papas fritas-Bebidas estacionada en la plaza.

-¡Sólo cinco minutos de espera, jovencito!
Indiqué a señas que sí. La guardo en una caja de cartón y me la llevé.
En vez de regresar inmediatamente al departamento, me detuve en la cabina telefonica de monedas, que seguramente se les había pasado cambiar. Puse la pizza sobre la repisita y marqué el número.

-S.O.S Droga, buenos días, puede usted hablar.
-¿Puedo no decir mi nombre?
-Las llamadas son anónimas, no le pedimos nada, puede usted hablar.

Entonces les conté todo, que conocía a Max y pregunté que había que hacer para que lo dejara. La voz al otro lado de la línea era muy suave. Me dijo que había hecho muy bien en llamar y que si quería ayuda para mi amigo, lo que podía hacer era darle ese número y decirle que podía llamr tanto de día como de noche.

Me dio tambien las direcciones de lugares en donde lo ayudarían sin preguntarle nada, sin crearle problemas, lo anoté todo en la caja de cartón. Luego le dí las garcias y colgué.

Como la pizza se enfríaba, me apuré, pero no corrí en la escalera, para no exponerme a que cayera. Tenía hambre.

Baje la manilla con el codo y empuje la puerta con el pie. Estuve a punto de gritar "A comer", pero no tuve tiempo.

Max estab sobre su cama inmóvil. Su brazo colgaba al aire, encima de una jeringa rota en las baldosas.

Camine hasta el refrigerador sin despegar la mirada de él. Puse la pizza dentró. Recogí mi chamarra y mi mochila y me fui.

Estaba muerto...

~ န ~

ya no puedo, de verdad me rompe mi corazón.

¿Por que la vida dolía tanto?
¿Por que justo cuando Max lograba sonreir de vez en cuando?
¿Por que cuando la esperanza brillo?

Precisamente por culpa de los "porques"

Un pacto con el  diablo.   ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora