Atado

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Cuando sus ojos volvieron a abrirse, se notó en una posición diferente a la de un par de minutos, podía ver el suelo con tranquilidad y ahora la presión de las cuerdas iban por todas sus piernas y parte de su antebrazo y su cabeza en una posición poco cómoda para su columna.

Pestañeo un total de 4 veces antes de admirar ahora dónde estaba, aunque se encontraba en la misma habitación, ahora no estaba atado a la incomoda cama sino en una silla con sus piernas y brazos inmovilizados con su rostro decaído y con poca visibilidad al lugar que estaba.

Aunque su vista no fuera la mejor, escuchaba todo desde lejos, como abrían la puerta, de una manera tan suave como si un bebé durmiera a su lado.
La sombra de aquella persona se hizo presente para la poca visibilidad, no se notaba de una estatura que inyectara miedo y mucho menos superioridad .
Tenía un cuerpo algo curvilíneo y delgado.
Hasta que su mente idealizo el rostro del chico que lo había tocado en momentos atrás.

Mirate, ese color rubio se te ve poco atractivo, tu cabello negro se te ve mejor, lindo conejito —. La voz volvió aparecer, la misma voz del responsable de sus ataduras.
Noto como los dígitos del joven pasaban por su rostro como si este fuera de porcelana pura.

Minho, él no estaba en sus sentidos, su cabeza le daba vuelta, su vista ahora era estaba nublada, tanto que las facciones del chico eran muy difícil de ver, la voz era lejana y su corazón perdía el ritmo cardíaco común, reemplazandolo con uno levemente pausado.

A pesar de todos sus síntomas, aunque murmurara que algo le sucedia, el chico estaba concentrado en otra cosa, cosa que no estaban de acuerdo con el bienestar de Lee.

¿Qué dices, lindo conejito? ¿Te sientes mal? —repitio al escuchar el mísero murmuro que salía de aquellos labios pálidos.

Lee no había comido nada ni si quiera a ha bebido algo desde que fue atado, ahora el color de su cuerpo se desaparecia y perdía la vitalidad que lo ha caracterizado.

Solo pedía agua.

—A...agua... Por favor... —Su cuerpo desfalleciendo sintió el cuerpo del chico castaño sobre sus piernas, haciéndolo mover de manera suave sus muslos para alejarlo, pero el contrario no le pareció importarle que su presencia incomodaba al rubio.

¿Agua? Si es cierto, que mal novio soy, mi lindo rubiecito. No te he dado de comer nada y menos de beber, te traeré algo pronto. —susurro tras un suspiro, alejándose del cuerpo de Lee que, aunque no estuviera conciente la palabra "novio" era lo que resonaba en su mente cuál tambor..

¿Acaso ese chico lo conocía?

—Tambien traere ropa nueva para que te des una ducha, pero es mejor que descanses. Seguro ni escuchas bien mi voz y menos mi rostro, es mejor que se pase ese efecto. Pero, por mientras, quédate tranquilo que me voy a deshacer de ese feo rubio —.

El aroma del tinte golpeó sus fosas nasales de manera agresiva, mientras el tarareo del chico se comenzaba a escucharse más claro.

Tocaba su cabello
Su mejilla
Su nuca.
Acariciaba su pálida piel y le repetía Miles de cosas hermosas que pudieran hacerte sentir el ser nas especial del mundo.

Pero, Minho comenzaba a crecer el miedo, miedo de quedarse en ese raro lugar más tiempo, que se termine convirtiendo el títere de ese maniático que lo tenía sedado, incapaz de moverse o defenderse.

Ahora estaba atado sin posibilidad de ser liberado, sin lograr escuchar algún auto, algún indicio del mundo exterior y regalarle un poco de esperanza.

Necesitaba ayuda.

Corto pero cumplí.
Este fic contara con más o menos 20 o 25 capitulos, no es una cifra segura, ya que es depende que tan larga sea la trama, pero lo haré lo más entretenido posible.

¿Estocolmo? [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora