Nuevo look gracias a él.

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Despierto miro que seguia en el mismo lugar, aún atado, en aquella incómoda silla.
Pero, con un aroma diferente.

Era vainilla.

Ya ni olía a sudor, ahora hasta perfumado se encontraba.
Miro sus piernas notando que en sucio jean fueron reemplazados por unos más claros y limpios y su camisa era de un tono azul claro y badtante pulcra.

Aquel joven lo había duchado y cambiado, pero ¿Por qué?

¿Que? —susurro mirando a algún sitio donde pudiera darle indicio del tiempo o del lugar donde seguía

Pero, su intento de búsqueda fue totalmente arruinado cuando por la conocida puerta de metal entro el mismo castaño, quien lo ha tocado, le ha susurrado y lo ha "cuidado" si así pudiera llamarle.
Hoy, vistiendo ropa formal, que consistía en una camisa blanca y abotonada y una larga corbata negra con sus conocidos pantalones y zapatos pulidos a la perfección.
En sus manos yacia una bandeja de metal con su sonrisa que mostraba una rara inocencia.

Inocencia que Minho no creía.

Aquella mirada tan dulce escondía lo peor de cualquier ser humano, la podía ser calculador, frío y agresivo.

Pero, claro, Minho no sabía nada de eso.

Lindo conejito, ahora sí te vez como te recuerdo, te traje comida, es tu favorita —. susurro dejando la bandeja con cuidado en la cama tomando el vaso de agua para que está no se derramará entre la sabana.
Con fuerza fue empujado hasta el castaño, notando la cercanía y el poco espacio personal que existía entre ellos.

Ten, debes de beber, llevas aquí 4 días sin comer ni beber nada —. Aquella palabras hicieron que sus ojos se abriera impresionado, provocando que su respiración se agitara y los nervios volviera.

Estaba 4 días sin ver la luz del día, sin saber cómo seguía vivo, sin saber cómo podía liberarse de aquel chico.

El vaso fue acercado lentamente, aunque dudo, este no contenía ningún olor y por su desesperación termino con beberse todo el frío líquido para aliviar su garganta. Su cuerpo se sentía más aliviado al recibir algo de vitalidad en ello, haciéndolo suspirar de manera satisfecha.

Si que tenías sed, ven, así puedes comer —dejo el vaso en la bandeja, tomando la cuchara para comenzar a darle de comer al ahora azabache.

La comida no era la más deliciosa, tenía un raro sabor en ella, pero el estómago de Lee rugía cuál león y lo menos que le importaba era el raro y diminuto sabor de ello, solo podía disgustar el alimento sintiendo como su estómago comenzaba a calmarse poco a poco.

Oh mi lindo conejito. Si que lo has disfrutado —. murmuró al verlo acabar lo que había traído, dejando todo a un lado, llevo sus manos hasta el cabello húmedo de Lee, acariciando con la conocida suavidad que Minho comenzaba a odiar.
Te lo dije, tu cabello negro se ve mucho mejor —susurro sacando del bolsillo de su pantalón un espejo pequeño dejando que Lee viera su rostro días después de aquel secuestro.

Su rostro estaba demacrado, su piel estaba aún más pálidas y dos enormes bolsas en sus ojos, parte de su cara tenía pequeños hematomas en su pómulo derecho y un párpado palpitante debido al estrés.

Se veía horrible, él quería vomitar por su aspecto ¿Cómo ese hombre podía verlo como si fuera un maldito ken?

Tan lindo... Tan mío —afirmo en susurro, acariciando la mejilla, pero recibió una mala mirada mientras alejaba un poco su rostro, esto no hizo que en castaño se imutara, solo acariciaba aunque fuera a obligado, porque Minho no quería que lo tocara y a Jisung no le importaba lo que Minho quería o no.

Vendre más tarde, no intentes escapar porque no podrás —. Acaricio por última vez el cabello de Lee antes de tomar la bandeja y salir ignorando los gritos de minho para que se detuviera.

Maldito sujeto, maldito lugar, maldita sea.

Se removió de forma de calma su enojo, pero sabía que no podía hacer más que gritar por ayuda.

Pero, en los pasillos solo se escuchaba su eco, totalmente vacío.

Wiiii, ¿Que tal? ¿Les está gustando?

¿Estocolmo? [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora