XXV

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Pero una estrella no se apaga. Incluso estando muerta su luz sigue brillando,

dándonos la luz que necesitamos para ver el cielo estrellado, el mundo ante nuestros pies.

La luz que necesitamos para entender que no estamos solos, solo perdidos.

Pero que nos podemos encontrar las veces necesarias, hasta entended,

que nosotros somos ese cielo estrellado que ilumina.

un universo entero perdido entre nuestros ojos y nuestro corazón.

(Des) controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora