Capítulo 7. La mujer

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—Se parece a ti. —escuché que Rick le dijo a Carl. Lo vi sonreír, como si hubiera sido uno de los mejores cumplidos que jamás le han dado.

Los recién nacidos no se parecen a nadie, pero era extraño como Judith sí se parecía a Carl. No solo físicamente, sentirla, verla, su aura, su alma, su vibra, todo ello era parecido a su hermano por alguna extraña razón. Pero aquello me parecía asombroso, me hacía quererla aún más.

—Ivy, ¿puedes sostenerla un momento? —me preguntó. Asentí y me entregó a la bebé con la mirada perdida. Luego comenzó a alejarse de nosotros hacia la entrada, y Carl y yo nos miramos confundidos.

—¿Qué está viendo? —me preguntó Carl, girándose hacia mi y luego de nuevo hacia su padre.

Cuando Rick se detuvo frente a la reja, me di cuenta que había una mujer. Una mujer con una katana colgada en su cuerpo y una cesta de supermercado en la mano. A pesar de que estaba rodeada de caminantes, ninguno la atacaba porque estaba bañada en sangre de ellos.

—Carl, corre. —le dije, mientras le daba la bebé a Beth para que la sostuviera por mi—Deprisa.

Ambos comenzamos a correr lo más rápido que podíamos a través del inmenso patio. Vi que la mujer se alejó de la reja cuando uno de los caminantes de dió cuenta que no era otra muerta más, así que ella, con una fuerza vaga, sacó su katana y lo atacó. Luego hizo lo mismo con algunos de los otros que querían atacarla, pero parecía estar a punto de perder el conocimiento porque de a momentos parecía perder el control de sus pies, además del hecho de que estaba herida.

—¿Deberíamos ayudarla? —le preguntó Carl a su padre, el cuál no respondió ni tampoco dejó de mirar a la mujer, queriendo dejarla apañárselas sola.

—Claro que tenemos que ayudarla. —dije, alejándome de allí para ir hacia la puerta de la reja.

—Ivy... —Rick comenzó a seguirme.

—¡No estoy preguntando, Rick! —desenvainé mi navaja y deslicé la reja para poder salir a ayudarla. Ataque al primero, clavándole mi navaja justo en el ojo. Luego otro intentó agarrarme por detrás, pero lo empujé con mi pie derecho y lo hice caer. Otro caminante vino, lo tomé del cabello y le clavé la navaja en el cuello, volví a encargarme del anterior cuando estaba logrando incorporarse. Levanté mi navaja con ambas manos y se la clavé en el centro de su cabeza, matándolo al instante.

Vi a la mujer caer al suelo junto a mí. Parecía estar despierta pero al mismo tiempo parecía fuera de sí, hasta que sus ojos terminaron de cerrarse.

—¡Rick! —exclamé en voz alta, tomando a uno de los caminantes por el pecho y clavándole la navaja en el cuello—¡Se desmayó! —dejé caer al caminante, y maté al que venía detrás de él, cortándole la garganta.

Rick parecía pensar que hacer, como si el debate en su cabeza sobre dejarla vivir o morir fuera enorme.

—¡RICK! —grité comenzando a enojarme—¡NO PODEMOS DEJARLA MORIR AQUÍ AFUERA!

—Mierda. —murmuró él, tomando la pistola de su estuche.

Rick y Carl cruzaron la reja y comenzaron a dispararle a los caminantes que se aproximaban. Mientras Rick se acercó a la mujer, yo me giré hacia Carl.

—Ve a buscar la canasta. Yo te cubro. —le dije. El asintió y salió corriendo hacia la canasta de supermercado que la mujer había traído. Le disparé a un solo caminante que se acercaba a él.

—¿La mordieron? —escuché que le preguntó Hershel a Rick.

—Un disparo. —respondió él, para luego cargarla en sus brazos y llevarla adentro.

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 || 𝐂𝐚𝐫𝐥 𝐆𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora