CAPÍTULO II

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El corazón de Peat dio un brinco cuando sintió la vibración y el sonido fuerte de un golpe. Se volteó para encontrarse con el capitán Thitipong frunciendo el ceño mientras decía incoherencias en un idioma extraño.

Estaba acostumbrado a ser despertado en medio de las madrugadas por las espasmódicas pesadillas que atormentaban a Fort. No entendía qué era lo que soñaba para que lo pusiera de esa manera. Sudoroso y con expresión de molestia. Considerando que era un hombre intimidante y que ha demostrado no tenerle miedo a nada y nadie, debe ser algo bastante horrible.

Ya estaba empezando a preocuparse. Fort no era una mala persona. De hecho, se había equivocado completamente con él. Tenía su carácter, eso sí. Después de todo, ha sido un hombre que ha vivido muchas cosas terribles. Presenciando muertes y asesinatos de familiares, amigos y compañeros, teniendo que cobrar venganza de la misma manera. Estar involucrados en guerras sangrientas entre pueblos y hasta con otros piratas.

Peat comprendía el porqué era tan frío, ausente y... hasta cruel. Aunque no justificaba la violencia, pero tampoco quería entrometerse.

Fort soltó un gruñido violento mientras se removía. Peat se levantó hasta quedar sentado en la cama. Tenía que despertarlo.

No pudo evitar quedarse estático, mirándolo. Estaba sin camiseta, con la sábana cubriendo su cadera. No tenía el parche, y aquella gran cicatriz estaba de sus cejas hasta parte debajo de unas pequeñas ojeras.

Tenía un atractivo realmente abrumador.

Bueno, decidió dejar atrás sus pensamientos.

Empezó a removerlo varias veces para ver si lograba despertarlo. Pero no. El alfa solamente gruñía y empezaba a gritar más fuerte cosas que, al parecer, le afectaban. Peat se alarmó. ¿Y ahora qué hace? Estaba empezando a darle algo de miedo, pero también preocupación. Había leído que algunas personas podrían morir de un infarto dentro de las pesadillas.

—¡Derek! — Empezó a llamar. Derek era un alfa ruso, era la mano derecha del capitán Thitipong. —¡Derek! —Llamó por segunda vez. Nadie respondió. Había olvidado que últimamente Fort no dejaba que nadie durmiera en los otros cuartos porque quería privacidad con él.

¿Y ahora qué hace?

—Fort —Empezó a removerlo con fuerza. El alfa no despertó. Así que tuvo que tomar una decisión que posiblemente haga que se enoje con él.

Salió corriendo de la cama y se dirigió al baño. Ahí llenó una cubeta con agua y volvió a la habitación. Cerró los ojos con el pecho ardiendo y le tiró el agua encima.

Fort abrió el ojo rápidamente. El otro no podía porque estaba cicatrizado, pero eso sólo fue suficiente para que se abrumara por lo oscuro de su mirada.

Todo pasó muy rápido. Fort lo tomó del brazo con violencia y lo jaló hacia él. Peat soltó un chillido agudo, adolorido.

El alfa se depositó encima de él y empezó a ahorcarlo. Y no con poca fuerza, si no con una bestialidad que sentía que le facturaría el cuello.

—¡Fort! —Gritó en un hilo de voz roto y agudo. Boqueando por la falta de aire.

Él pareció reaccionar, porque ensanchó la mirada y su expresión se deformó a una atónita. Soltó el agarre y retrocedió turbado. Peat se alejó hasta un extremo de la cama y empezó a toser agarrando el área irritada.

—¿Qué... demonios? —Murmuró atónito, sin salir de su trance. Peat lo miró con los ojos llorosos y tosiendo.

—¡Casi me matas! —Exclamó el Omega, molesto.

Captain Thitipong - FortPeat (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora