1. Baki, ¿amiga o amenaza?

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—¡Buenos días!

El pelirrojo gruñe ante la molesta voz que lo llama, sin prestarle mucha más atención solamente decide voltearse para enterrar su rostro entre las almohadas de la cama.

—Oye, se supone que te despiertas temprano, esto no es para nada temp-

Antes de que pudiera terminar de hablar, una almohada terminó estrellándose contra él para después caer al suelo.

—Dazai, son las malditas 4 de la mañana.

—¡Lo sé! Eso es temprano y además, no puedo dormir. —Dijo mientras un puchero se formaba en su rostro agachándose a recoger la almohada y poder abrazarla—Chuuya debería atender bien a sus huéspedes.

El más bajo tarareó en respuesta.

No dijo nada más pero para Dazai, ver cómo empezaba a bajar de la cama para ponerse un par de zapatos significaba que había logrado su cometido.

—¿Vamos a salir?

Chuuya volteó a verlo con una expresión de incredulidad.

—¿Eso es lo que querías, no?

El castaño sonrió en respuesta. Dejando la almohada sobre la cama se acercó al pelirrojo, quién se encontraba frente al armario con las puertas abiertas de la habitación.

Chuuya no dijo nada, pero cuando abrió uno de los cajones y lo único que había allí era ropa no tan vieja del castaño, este mismo no pudo evitar voltear a verlo con la duda plasmada por todo su rostro.

—¿De verdad me hiciste caso?

—Cuando empezaste a invitarte a mi casa solo se volvió una necesidad. No pensaba darte más de mi ropa para después no volver a verla en mi armario.

Dazai finge ofenderse por las palabras del chico. ¿En serio podría culparlo? ¡Chuuya tiene mucha ropa cómoda! Él solo aprovechó a llevarse prestadas un par de prendas aquí y allá.

—¡Ahora eres tú quién se lleva mi ropa!

—¿Yo? Tu la dejas aquí.

El castaño refunfuña sin ganas de decir algo más.

Puede o no que a lo largo de las pijamadas que han hecho haya dejado un par de ropa olvidada a propósito solo para tener la excusa de ir a visitar al pelirrojo, cree que a su padre a veces le parece raro pero mientras no diga nada al respecto está seguro de que puede seguir haciéndolo.

—Deja de sentarte a hacer berrinche y ve a traer la correa de Baki.

—¿La correa de Baki? ¿Vamos a llevarla con nosotros? ¡Chuuya deberías saber lo traicionero que eres al hacer eso!

—Estás en su casa. Ella tiene más derecho de salir que tú.

—¡Huhm! Espero que cuando te voltees y ella empiece a morderme hasta hacerme trocitos estés feliz.

—Bailaré de alegría con ella al saber que no vas a seguir siendo una reina del drama.

Eso es suficiente para que Dazai se desplome en la cama con todas sus extremidades estiradas a lo largo del colchón-¡Olvídalo! No iré si va ella, después de todo Chuuya la prefiere antes que a mí.

Aún con los ojos cerrados, el castaño puede imaginarse la expresión del pelirrojo cuando lo escucha suspirar.

—Está bien, puedes quedarte aquí en lo que la saco a pasear. Papá no está así que no hagas nada si no quieres que cuando llegue Baki de verdad te haga trocitos.

Lo siguiente que escucha es el ruido que hace la puerta de la habitación al cerrarse.

Abre los ojos para encontrarse con el techo de la habitación, hay un par de estrellas colgando que en su momento brillaban con la oscuridad, está seguro de que ahora simplemente brillan tenuemente de forma casi invisible.

Todos los caminos hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora