4. Aquella vez, hace 10 años

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«Aquella vez, hace 10 años, prometiste que nunca te irías de mi lado»

¿Tu mochila está lista, pequeño?

El niño pelirrojo asintió con entusiasmo impaciente porque su hermano terminara de componer los defectos en su uniforme, ¡solo tiene 6 años, no puede pedirle mucho! Atarse los cordones es complicado.

—¡Uhum! ¿Puedo llevar una porción más..? —Su madre, que ahora mismo estaba detrás de la barra de la cocina partiendo en trozos una manzana ladeó la cabeza con curiosidad al escuchar a su hijo.

—¿No es suficiente una porción? —Suspiró, sin embargo, no había decepción ni cansancio detrás de esa acción, simplemente la nostalgia.—Mi pequeño ya está creciendo... Me alegra que comas más, ¡serás un niño grande y fuerte cuando crezcas!

El infante asintió seguido de la risa de su hermano, Verlaine, al verlo.

—No creo que Chuuya lo haga para comer más. ¿Haz visto lo apegado que está con ese niño de su escuela?

Lo único que recibió el rubio como respuesta fue el golpe de un periódico enrrollado en la cabeza, cortesía de su pareja.

—Paúl, no molestes a tu hermano.

—¡Si Verlaine, no me molestes! —Nunca había admitido en voz alta lo mucho que le agradaba el novio de su hermano.

Sigue sin entender porqué hubo tanto revuelo a la hora de anunciarlo ante sus padres.

¡Tener pareja se oye genial!

Se alegra de que su hermano pueda tener una.

Después de todo, sabe que él mismo nunca podrá conseguir una relación así.

Aún es demasiado pequeño para entender esas cosas.

Eso es lo que siempre dicen sus padres cuando les pregunta acerca de ello.

¡Pero ya es lo suficientemente mayor!

Su profesor le había dicho que era todo un niño grande. Él podía manejar este tipo de cosas. Ya tiene experiencia en las relaciones, aunque espera que su hermano y su novio no tengan que pasar por eso.

Se pregunta si jugar a ese juego es algo que los adultos disfruten.

¡Siendo sincero! No es momento de pensar en ello.

Logró convencer a su mamá de tener una porción extra de comida para el desayuno.

Si su hermano no suelta la sopa, podrá salvarse del interrogatorio que la mujer pueda hacerle si se entera.

—¡Chuuya! ¿Quién es ese niño de los Dazai?

O tal vez deba resignarse a odiar a su hermano de por vida.

—¡No es nadie!

—Mamá, ¡se conocen desde los 4 años! ¿Puedes creer que nuestro petite comète incluso se asegura de darle de su comida todos los días?

—¡Nooo! ¡Verlaine! ¡Deja de decirle a mami todo!

El pelinegro que hasta ahora no había dicho mayor cosa simplemente suspiró, sabía que regañar nuevamente al rubio acerca de molestar a su hermano con su amigo no funcionaría.

Todos los caminos hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora