3. ...corazón que no siente.

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Desde entonces, Dazai no ha vuelto a clases.

Ni siquiera para su curso favorito.

Y no debería ser extraño, no para alguien más, pero Chuuya sabe muy bien que algo anda mal. Dazai suele ausentarse demasiado de vez en cuando y siempre hay una razón.

¿Qué sucedió esta vez?

¿Se desmayó? Apenas lo ha visto comer últimamente y muy pocas veces logra hacer que coma algo de lo que le prepara por aparte. Porque él nunca trae su propia comida, ni siquiera trae el dinero para comprar en la cafetería, o al menos eso es lo que dice él.

Chuuya no lo cree.

Porque más de una vez ha sido Dazai quién le compra algo. Nunca sabrá porqué. Algunas veces es para felicitarlo por algún logro, otras veces... Dazai solo le ha sonreído mientras empuja hacia él algún bocadillo o bebida.

Desearía que en lugar de dárselo a él lo comiera él mismo.

—¡Chuu Chuu!

Chuuya volteó a ver al castaño que se aproximaba hacia él con una bolsa de plástico en una de sus manos.

—¿Dazai?

Justo cuando se detuvo frente a él y le extendió la bolsa abierta en sus manos, Chuuya pudo darse cuenta de todo lo que llevaba dentro.

Galletas, golosinas, uno que otro jugo de naranja...

—¿Lo compraste para ti? Supongo que es mucho más saludable que no-

Dazai sacudió la cabeza de un lado a otro y comenzó a hablar interrumpiendo lo que Chuuya fuera a decir —¡Esto es para ti, babosa!

—¿Huh? ¿Para mí? —Lo único que recibió como respuesta fue un asentimiento al mismo tiempo que Dazai comenzaba a empujar la bolsa de comestibles hacia él nuevamente.

Mierda, Chuuya, ¡debes concentrarte en la clase!

No le hace ningún bien dejarse llevar por los recuerdos que inundan su mente acerca del castaño.

Porque eso solo hace que se preocupe aún más.

Después de todo, han pasado exactamente tres días desde que vió a Dazai por última vez.

¿Estará..? No, ni siquiera debería pensar en eso como una posibilidad, esa caballa de mar estará bien, siempre se las arregla para estarlo.

No es la primera vez que esto pasa y Dazai siempre regresa cada vez.

Aunque esas veces... En ninguna de ellas Chuuya había sido el posible causante de su ausencia.

¿Tal vez... Sobreestimó demasiado su amistad? ¿Todas esas bromas pesadas que se hacían desde siempre habían sobrepasado el límite? ¿Él había sobrepasado los límites de Dazai..?

Antes de que pueda hundirse sin retorno en sus pensamientos puede sentir como alguien toquetea su hombro en busca de su atención.

Cualquier otra vez ni siquiera se habría molestado en voltear a ver, odia que la gente lo toque sin su permiso.

Incluso si esa gente lo considera algo simple y normal.

Para él, no lo es.

Pero antes de que pudiera arremeter contra la persona que se atrevió a tocarlo reconoció la voz femenina que le hablaba.

—Chuuya.

Kouyou. Kouyou Ozaki. La chica que desde que conoció empezó a considerar una especie de hermana mayor.

Todos los caminos hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora