La conocí cuando era una joven, ella era hermosa, de esas mujeres que no necesitan arreglarse para serlo. Ella era de una familia noble y poderosa con privilegios y esas cosas en la sociedad. Asistía a un instituto dónde iban los jóvenes adinerados y era más que obvio que ella era importante y tenía la atención de quién sea, pero esta vez la obtuvo de la persona incorrecta.
Ella estudiaba sola en un lugar desolado del instituto en cuál no todos conocían. Un día un chico apareció de la nada, ella no sabía quién era él y no quería ser arrogante para pedirle que se vaya, "Debes ser amable", resonaba en su cabeza, así que ella fué y siguió con su rutina.
Sentir la mirada de esa persona le causaba un peso en el corazón a ella, y él por fin decidió hablarle.
-Buenas tardes madame, discúlpame, pero he visto que vamos al mismo curso de literatura, se me dificulta así que, ¿podrías... Ayudarme?.-
Ella lo miró finamente un momento y sintió una extraña vibra de él, pero... No le dió importancia.
-Oh... Sí, claro.- contestó mientras sacaba las libretas con apuntes de su bolso.
-Aquí están, habrá un exámen pronto, así que sé que esto te ayudará, solamente... No tardes tanto y puedes devolverlo cuanto antes.- añadió.
El chico las tomó y empezó a hojearlas.
-Tú te llamas... Rossie, ¿No es así?, es un gusto, me llamo Marcus.- Dijo el Marcus sin apartar la mirada fijada en Rossie, esperando su respuesta.
-Ahh, sí, un gusto Marcus encantada, fué muy descortés de mi parte no haberme presentado antes..- contestó Rossie apenada de lo que acababa de pasar.
Marcus siguió leyendo los apuntes mientras Rossie terminaba los de ella, hasta que las campanas sonaron y debía de volver a su dormitorio.
-Bueno, ya tengo que retirarme, hasta luego.- se despidió amablemente Rossie y empezó a recojer sus cosas.
-¿Y podré volver a verte?.- preguntó Marcus.
-Claro que sí, si quieres toma mi número.- contestó Rossie y apuntó en una pequeña hoja su número de teléfono y se lo dió a Marcus.
-Puedes escribirme cuando quieras, y si no vuelvo mañana espero verte otro día.- dijo dándole una ligera sonrisa y dándose la vuelta para irse y volver a su dormitorio.
"Ohh mi dulce y hermosa Rossie, ya no falta mucho para que seas mía..." pensó Marcus mientras recogía el broche del bolso de Rossie y lo acariciaba gentilmente.Rossie volví a si dormitorio y siguió con su rutina dira, y parte de ella era sentirse vigilada constantemente.
Al día siguiente ella estaba de camino a su clase en el gran laboratorio y empezó a sentirse perseguida. Caminaba cada vez más rápido y aún así se sentía así, rápidamente entró al cuarto y empezó su clase. Al terminar ella se quedó un poco más para ver si por fin lograba atrapar a ese acosador... Y cuando Rossie estaba terminando su fórmula un flash de cámara la sorprendió de repente.
- Pero-, ¿¡Que te pasa!?.- exclamó Rossie sobresaltada. Y el chico que le había tomado una foto se echó a correr e hizo que el trabajo de Rossie se estropeara.
Después de unas horas de clase y por fin tener su descanso Rossie recibió un mensaje de la persona más inesperada posible...Por otro lado, en otra parte de la escuela dónde transitan "los de otra especie", Marcus se reunía con un viejo amigo.
-¿Ya tienes lo que te pedí?.- preguntó Marcus a ese amigo.
-Sí, sólo que fué difícil tomarla de cerca.- contestó el amigo entregándole un sobre repleto de fotos de Rossie, desde todos sus ángulos.
-Tú nunca fallas.- dijo Marcus riéndo levemente.
-Supongo que estás obsesionado con ella, o tal vez... ¿Enamorado?.- preguntó su amigo con la intención de hacerlo enojar.
-Mejor omitamos esa pregunta. Ya me voy.- añadió Marcus y enseguida de fué, parecía tener prisa.
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El flagelo de las orquídeas
Fantasy¿Hasta dónde puede llegar la obsesión?... Él prefiere matarla antes de verla con otro y ella sólo quiere amarlo. Él es un completo enfermo y ella una tonta enamorada. Ella es un ser de luz y él de la oscuridad. ¿Podrán seres de diferentes mundos coe...