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Enid se levantó de un salto de la cama. Hoy era el gran día, pero estaba más emocionada por ver a Wednesday que por jugar el partido.
Su madre le había hecho un auténtico festín para desayunar que comía a toda prisa.
- Nosotros iremos a verte más tarde durante el partido.
- ¿Uh? ¿papá no trabaja?
Mark sonrió.
- Pedi el día libre. Hoy es un gran día para ti y no podía perdérmelo y además, tu madre no me habría dejado- Sonrió a su esposa que se sonrojó.
- ¡Los veré allí entonces! -recogió sus cosas a toda prisa, aún con la tostada en la boca y un poco de mermelada de frutilla sobre su labio.
-¡¡¡No te terminaste el desayuno, Ens!!! - Gritó Ruth antes de que éste saliese disparado.
Enid calentaba con su equipo por el campo pero no podia dejar de mirar a las gradas que se iban llenando, Wednesday no aparecia.
- No te distraigas, Enid.
-Si, Si... -Respondió vagamente
El equipo de la ciudad vecina "Lakewood" también había llegado puntual pero no calentaban, se limitaban a observarlos desde el otro extremo.
- Je, parecen incluso peores que los del año pasado. Lo derrotaremos fácil ¿verdad, Jeremy? - Le susurró uno de los Jugadores a su capitán.
Pero el pelirrojo no contestó a su compañero, lo único que le importaba era esa tal Enid Sinclair y los rumores de que era realmente buena, no sólo buena, de las mejores, o al menos esos comentarios habían llegado hasta su Instituto y por consecuencia a sus oidos. Todos a los que se habia enfrentado hasta ahora habían sido decepcionantemente patéticos, esperaba que Sinclair le permitiera divertirse más.
El partido estaba a punto de comenzar y Enid no podia con sus nervios, necesitaba ver a Wednesday antes del partido, no podría jugar si no.
- Entrenador, ¿podemos alargar el comienzo?
-¡Claro que no, Enid! ¡Estamos a punto de comenzar! - Negó.
- ¡Sólo 20 minutos! ¡No podré jugar si no! - Rogó la rubia.
John se tiró del pelo desesperado y fue a hablar con el árbitro, ambos adultos discutieron durante un tiempo hasta que al fin decidieron concederle los 20 minutos. Un solo minuto más y estarían descalificados.
El público se impacientó en sus asientos, no era normal que tardaran tanto.
-Tal vez nos tengan miedo-sonrió el defensor de Lakewood. Pero Jeremy sólo hizo una mueca, no podía esperar más.
