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Marina se encontraba despierta, sumida en el suave resplandor de la mañana que acariciaba la habitación

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Marina se encontraba despierta, sumida en el suave resplandor de la mañana que acariciaba la habitación. Con cuidado, para no despertar a Sofía, se movía entre las sábanas mientras revisaba su teléfono. La tranquilidad reinaba en el espacio compartido, y el recuerdo de la noche anterior se deslizaba como un susurro suave en su mente.

Las risas y las apuestas se mezclaban con los sueños de la noche pasada, y mientras respondía algunos mensajes en su teléfono, la promesa de la cita con Felipe titilaba en su conciencia. El destino de ese día parecía esconder secretos y emociones aún por descubrir.

Sofía, ajena a la actividad de Mar, descansaba plácidamente, sumergida en un sueño que no parecía dispuesta a abandonar. La armonía de la habitación sugería que, por el momento, el día transcurriría en la quietud antes de que la agitación de nuevas experiencias los envolviera una vez más.

Al deslizar su dedo por la pantalla del aparato, un mensaje iluminó la pantalla de su teléfono. La identidad del remitente provocó una sonrisa espontánea en su rostro mientras leía las palabras cuidadosamente escritas. La pantalla se llenó de la calidez de las letras y la emoción de la anticipación.

En ese momento, la habitación se transformó en un escenario donde las palabras bailaban con la promesa de encuentros futuros. La luz del día se filtraba suavemente, dibujando un cuadro de posibilidades que se extendían más allá de las palabras escritas en la pantalla de su teléfono.

Decidida a responder, Mar comenzó a teclear con la misma delicadeza con la que había sido escrito el recordatorio. Las palabras se formaban con la gracia de una danza, revelando la aceptación de una cita que resonaría en las notas de sus corazones.

Mientras tanto, Sofi dormía tranquilamente en la habitación, ajena a la delicada coreografía de emociones que se desplegaba en el teléfono de su amiga. El tiempo se diluía entre las risas y secretos compartidos, construyendo un puente hacia un futuro que aguardaba lleno de sorpresas y promesas compartidas.

El intercambio de mensajes continuó como una melodía suave, construyendo puentes invisibles entre las palabras escritas. Cada mensaje era un paso más en la danza digital que compartían, revelando la conexión que se tejía entre Marina y Felipe.

Después de un rato, decidida a romper con la quietud matutina, Marina se levantó con la certeza de que el día guardaba más secretos por descubrir. El agua caliente de la ducha caía como una lluvia suave, y mientras las gotas acariciaban su piel, la rubia dejaba que sus pensamientos danzaran en la bruma de la mañana, tejiendo sueños que se entretejían con la realidad.

El aroma fresco del jabón llenaba el baño, y en la tranquilidad de ese instante, Marina se permitía sumergirse en la serenidad que traía consigo la mañana. Mientras tanto, una tal bella durmiente despertaba de su sueño, mirando a su alrededor sin entender cómo era que no estaba durmiendo en su habitación que hospedaba enotro hotel.

𝗧𝗛𝗘 𝗕𝗘𝗔𝗖𝗛 ━━━ Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora