Capitulo 2

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Al día siguiente Bárbara se levantó temprano como siempre,
se preparó para ir a la empresa y se dirigió a la mesa del
desayuno.

- Sólo quiero un vaso de jugo.-Le dijo a la cocinera-

- Sí señora.-Atendió la mujer a Bárbara-

- La señorita Fernada está en su habitación, quiero que la
atienda muy bien, ¿Me entiende?

La mujer meneó la cabeza asintiendo con la cabeza, mirando
a Bárbara.

-¿Qué fue, criatura?-Preguntó con impaciencia.-¿No tiene
qué hacer? ¿Vas a quedarte ahí mirándome?

- No señora... voy a la cocina.-Se fue.-

Barbara puso los ojos en blanco con molestia. Terminó de
beber el jugo y decidió ir a la habitación de Fernanda, vió que
la puerta estaba entreabierta, pensó en preguntar si podía
pasar pero su curiosidad por saber cómo estaba Fernanda se
hizo más fuerte, entró a la habitación con pasos lentos.
Fernanda solo vestía lencería de encaje blanco, estaba
distraída buscando ropa en su maleta.
Bárbara la admiraba en silencio, observaba bien el cuerpo
definido de Fernanda, cada curva, su piel parecía tersa, se
pasaba la lengua por los labios. Fernanda levantó la cabeza y
vio a Bárbara con los ojos mirándola fijamente.

- Bárbara...-Tomó algo de ropa y se la colocó en la parte
delantera de su cuerpo.-¿Hace mucho que estás ahí?-Preguntó avergonzada.-

- No... Vi la puerta abierta y decidí entrar, lo siento.

- Estoy muy distraída, terminé olvidándome que la puerta
estaba abierta.-Arregló un lado de su cabello detrás de su oreja.

-¿Necesitas ayuda?-Se pasó los dedos por los labios.-

- ¿Ayuda?

- Elegir un outfit.-Concluyó Bárbara-

- Ah... claro.-Sonrió de reojo.-Podrías ayudarme, quiero
algo formal, voy al cementerio, quiero llevarle flores a mi
padre. Mis cosas son un desastre... No tuve tiempo de
organizar nada.

- No te preocupes por tus cosas, una de las criadas te las
arreglará.-Dijo acercándose a Fernanda.-Y algo de ropa...
hmm-Miró la maleta. La ropa de Fernanda era toda delicada.-¿Qué tal este vestido?-Cogió un vestido negro.-Es
sencillo, formal como quieras.

- ¡Perfecto! Me vestiré.

- Te espero afuera para que puedas tener más privacidad.

- ¡No! Voy a necesitar tu ayuda otra vez... este vestido tiene
cremallera en la espalda y no podré cerrarla.

Bárbara asintió. Fernanda comenzó a ponerse el vestido, su
madrastra la observaba con deseo, sus ojos no se apartaban
ni por un momento del cuerpo de la joven. Fernanda le dio la
espalda para que Bárbara cerrara su vestido, la mujer se
posicionó detrás del cuerpo de su hijastra, subió lentamente
la cremallera exhalando el perfume de la joven.

- Tu perfume es suave.-Bárbara habló en voz baja cerca del
oído de la joven.-

- Me gustan las fragancias así... ¿A ti no?-Preguntó nerviosa.-

- Depende... Siempre me han gustado los perfumes fuertes.

Fernanda se dio vuelta, mirando a Bárbara.

- Pero me gusta la gente que es mi opuesto.-Acarició el
rostro de Fernanda-Como tú... eres mi opuesto.-Concluyó y
se alejó.-

- Entiendo... muchas gracias por tu ayuda.-Sonrió.-

- En absoluto.-Sonrió.-El café ya está servido en la mesa.

- Recién voy a terminar de arreglarme y bajaré.

¿Está prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora